sábado, 12 de julio de 2014
214. ¿En qué consistirá el juicio final?
(Compendio 214) El juicio final (universal) consistirá en
la sentencia de vida bienaventurada o de condena eterna que el Señor Jesús,
retornando como juez de vivos y muertos, emitirá respecto «de los justos y de
los pecadores» (Hch 24, 15), reunidos todos juntos delante de sí. Tras del
juicio final, el cuerpo resucitado participará de la retribución que el alma ha
recibido en el juicio particular.
Resumen
(C.I.C 1059) "La misma santa
Iglesia romana cree y firmemente confiesa que todos los hombres comparecerán
con sus cuerpos en el día del juicio ante el tribunal de Cristo para dar cuenta
de sus propias acciones (II Concilio de Lyon: DS 859; cf. Concilio de Trento: DS
1549).
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 1038) La resurrección de
todos los muertos, "de los justos y de los pecadores" (Hch 24, 15),
precederá al Juicio final. Esta será "la hora en que todos los que estén
en los sepulcros oirán su voz […] y los que hayan hecho el bien resucitarán
para la vida, y los que hayan hecho el mal, para la condenación" (Jn 5,
28-29). Entonces, Cristo vendrá "en su gloria acompañado de todos sus
ángeles [...] Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará
a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de las cabras. Pondrá
las ovejas a su derecha, y las cabras a su izquierda [...] E irán estos a un
castigo eterno, y los justos a una vida eterna" (Mt 25, 33. 46). (C.I.C
1039) Frente a Cristo, que es la Verdad, será puesta
al desnudo definitivamente la verdad de la relación de cada hombre con Dios
(cf. Jn 12, 48). El Juicio final revelará hasta sus últimas consecuencias lo
que cada uno haya hecho de bien o haya dejado de hacer durante su vida terrena:
“Todo el mal que hacen los malos se registra y ellos no lo saben. El día en que
"Dios no se callará" (Sal 50, 3) [...] Se volverá hacia los malos:
"Yo había colocado sobre la tierra, dirá El, a mis pobrecitos para
vosotros. Yo, su cabeza, gobernaba en el cielo a la derecha de mi Padre, pero
en la tierra mis miembros tenían hambre. Si hubierais dado a mis miembros algo,
eso habría subido hasta la cabeza. Cuando coloqué a mis pequeñuelos en la
tierra, los constituí comisionados vuestros para llevar vuestras buenas obras a
mi tesoro: como no habéis depositado nada en sus manos, no poseéis nada en
Mí" (San Agustín, Sermo 18, 4,
4: PL 38, 130-131).
Para la reflexión
(C.I.C 1040) El Juicio final
sucederá cuando vuelva Cristo glorioso. Sólo el Padre conoce el día y la hora
en que tendrá lugar; sólo El decidirá su advenimiento. Entonces, El pronunciará
por medio de su Hijo Jesucristo, su palabra definitiva sobre toda la historia. Nosotros
conoceremos el sentido último de toda la obra de la creación y de toda la
economía de la salvación, y comprenderemos los caminos admirables por los que
su Providencia habrá conducido todas las cosas a su fin último. El juicio final
revelará que la justicia de Dios triunfa de todas las injusticias cometidas por
sus criaturas y que su amor es más fuerte que la muerte (cf. Ct 8, 6). (C.I.C
1041) El mensaje del Juicio final llama a la
conversión mientras Dios da a los hombres todavía "el tiempo favorable, el
tiempo de salvación" (2Co 6, 2). Inspira el santo temor de Dios.
Compromete para la justicia del Reino de Dios. Anuncia la "bienaventurada
esperanza" (Tt 2, 13) de la vuelta del Señor que "vendrá para ser
glorificado en sus santos y admirado en todos los que hayan creído" (2Ts
1, 10).
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