jueves, 10 de julio de 2014
212. ¿En qué consiste el infierno?
(Compendio 212) Consiste en la condenación eterna de
todos aquellos que mueren, por libre elección, en pecado mortal. La pena
principal del infierno consiste en la separación eterna de Dios, en quien
únicamente encuentra el hombre la vida y la felicidad para las que ha sido
creado y a las que aspira. Cristo mismo expresa esta realidad con las palabras
«Alejaos de mí, malditos al fuego eterno» (Mt 25, 41).
Resumen
(C.I.C 1056) Siguiendo las
enseñanzas de Cristo, la Iglesia advierte a los fieles de la "triste y
lamentable realidad de la muerte eterna" (Cf. Directorio general de pastoral catequética, 69), llamada también
"infierno". (C.I.C 1057) La pena
principal del infierno consiste en la separación eterna de Dios en quien
solamente puede tener el hombre la vida y la felicidad para las cuales ha sido
creado y a las cuales aspira.come
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 1034) Jesús habla con
frecuencia de la "gehenna" y del "fuego que nunca se apaga"
(cf. Mt 5,22.29; 13,42.50; Mc 9,43-48) reservado a los que, hasta el fin de su
vida rehusan creer y convertirse, y donde se puede perder a la vez el alma y el
cuerpo (cf. Mt 10, 28). Jesús anuncia en términos graves que "enviará a
sus ángeles […] que recogerán a todos
los autores de iniquidad, y los arrojarán al horno ardiendo" (Mt 13,
41-42), y que pronunciará la condenación:" ¡Alejaos de mí malditos al
fuego eterno!" (Mt 25, 41). (C.I.C 1035)
La enseñanza de la Iglesia afirma la existencia del infierno y su eternidad.
Las almas de los que mueren en estado de pecado mortal descienden a los
infiernos inmediatamente después de la muerte y allí sufren las penas del
infierno, "el fuego eterno" (cf. DS 76; 409; 411; 801; 858; 1002;
1351; 1575; Pablo VI Sollemnis Professio
fidei, 12). La pena principal del infierno consiste en la separación eterna
de Dios en quien únicamente puede tener el hombre la vida y la felicidad para
las que ha sido creado y a las que aspira.
Para la reflexión
(C.I.C 1033) Salvo que elijamos
libremente amarle no podemos estar unidos con Dios. Pero no podemos amar a Dios
si pecamos gravemente contra Él, contra nuestro prójimo o contra nosotros
mismos: "Quien no ama permanece en la muerte. Todo el que aborrece a su
hermano es un asesino; y sabéis que ningún asesino tiene vida eterna permanente
en él" (1Jn 3, 15). Nuestro Señor nos advierte que estaremos separados de Él
si omitimos socorrer las necesidades graves de los pobres y de los pequeños que
son sus hermanos (cf. Mt 25, 31-46). Morir en pecado mortal sin estar
arrepentido ni acoger el amor misericordioso de Dios, significa permanecer
separados de Él para siempre por nuestra propia y libre elección. Este estado
de autoexclusión definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados
es lo que se designa con la palabra "infierno".
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario