sábado, 5 de julio de 2014
207. ¿Qué es la vida eterna?
(Compendio 207) La vida eterna es la que comienza
inmediatamente después de la muerte. Esta vida no tendrá fin; será precedida
para cada uno por un juicio particular por parte de Cristo, juez de vivos y
muertos, y será ratificada en el juicio final.
Resumen
(C.I.C 1052) "Creemos que las
almas de todos aquellos que mueren en la gracia de Cristo [...] constituyen el
Pueblo de Dios después de la muerte, la cual será destruida totalmente el día
de la Resurrección, en el que estas almas se unirán con sus cuerpos" (Credo del Pueblo de Dios, 28).
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 1020) El cristiano que une
su propia muerte a la de Jesús ve la muerte como una ida hacia Él y la entrada
en la vida eterna. Cuando la Iglesia dice por última vez las palabras de perdón
de la absolución de Cristo sobre el cristiano moribundo, lo sella por última
vez con una unción fortificante y le da a Cristo en el viático como alimento
para el viaje. Le habla entonces con una dulce seguridad: “Alma cristiana, al
salir de este mundo, marcha en el nombre de Dios Padre Todopoderoso, que te
creó, en el nombre de Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que murió por ti, en el
nombre del Espíritu Santo, que sobre ti descendió. Entra en el lugar de la paz
y que tu morada esté junto a Dios en Sión, la ciudad santa, con Santa María
Virgen, Madre de Dios, con San José y todos los ángeles y santos [...] Te
entrego a Dios, y, como criatura suya, te pongo en sus manos, pues es tu
Hacedor, que te formó del polvo de la tierra. Y al dejar esta vida, salgan a tu
encuentro la Virgen María y todos los ángeles y santos [...] Que puedas
contemplar cara a cara a tu Redentor” (Orden
de recomendación de moribundos).
Para la reflexión
(C.I.C 1524) A los que van a dejar
esta vida, la Iglesia ofrece, además de la Unción de los enfermos, la
Eucaristía como viático. Recibida en este momento del paso hacia el Padre, la
Comunión del Cuerpo y la Sangre de Cristo tiene una significación y una
importancia particulares. Es semilla de vida eterna y poder de resurrección,
según las palabras del Señor: "El que come mi carne y bebe mi sangre,
tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día" (Jn 6,54). Puesto que
es sacramento de Cristo muerto y resucitado, la Eucaristía es aquí sacramento
del paso de la muerte a la vida, de este mundo al Padre (Jn 13,1).
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