martes, 10 de junio de 2014
189. ¿Cómo participan los fieles laicos en la misión sacerdotal de Cristo?
(Compendio 189) Los laicos participan en la misión
sacerdotal de Cristo cuando ofrecen como sacrificio espiritual «agradable a
Dios por mediación de Jesucristo» (1 P 2, 5), sobre todo en la Eucaristía, la
propia vida con todas las obras, oraciones e iniciativas apostólicas, la vida
familiar y el trabajo diario, las molestias de la vida sobrellevadas con
paciencia, así como los descansos físicos y consuelos espirituales. De esta
manera, también los laicos, dedicados a Cristo y consagrados por el Espíritu
Santo, ofrecen a Dios el mundo mismo.
Resumen
(C.I.C 941) Los laicos participan en el sacerdocio de
Cristo: cada vez más unidos a Él, despliegan
la gracia del Bautismo y la de la Confirmación a través de todas las
dimensiones de la vida personal, familiar, social y eclesial y realizan así el
llamamiento a la santidad dirigido a todos los bautizados.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 901) "Los laicos, consagrados a Cristo y ungidos
por el Espíritu Santo, están maravillosamente llamados y preparados para
producir siempre los frutos más abundantes del Espíritu. En efecto, todas sus
obras, oraciones, tareas apostólicas, la vida conyugal y familiar, el trabajo
diario, el descanso espiritual y corporal, si se realizan en el Espíritu,
incluso las molestias de la vida, si se llevan con paciencia, todo ello se
convierte en sacrificios espirituales agradables a Dios por Jesucristo (cf. 1P
2, 5), que ellos ofrecen con toda piedad a Dios Padre en la celebración de la
Eucaristía uniéndolos a la ofrenda del cuerpo del Señor. De esta manera,
también los laicos, como adoradores que en todas partes llevan una conducta
sana, consagran el mundo mismo a Dios" (Lumen gentium, 34; 10). (C.I.C 902) De manera particular, los
padres participan de la misión de santificación "impregnando de espíritu
cristiano la vida conyugal y procurando la educación cristiana de los
hijos" (CIC canon 835, § 4).
Para la reflexión
(C.I.C 903) Los laicos, si tienen las cualidades requeridas,
pueden ser admitidos de manera estable a los ministerios de lectores y de acólito
(Cf. CIC canon 230, § 1). "Donde lo aconseje la necesidad de la Iglesia y
no haya ministros, pueden también los laicos, aunque no sean lectores ni
acólitos, suplirles en algunas de sus funciones, es decir, ejercitar el
ministerio de la palabra, presidir las oraciones litúrgicas, administrar el Bautismo
y dar la sagrada Comunión, según las prescripciones del derecho" (CIC
canon 230, § 3).
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