domingo, 8 de junio de 2014
187. ¿Cómo ejercen los obispos la misión de gobernar?
(Compendio 187) Cada obispo, en cuanto miembro del
colegio episcopal, ejerce colegialmente la solicitud por todas las Iglesias
particulares y por toda la Iglesia, junto con los demás obispos unidos al Papa.
El obispo, a quien se ha confiado una Iglesia particular, la gobierna con la
autoridad de su sagrada potestad propia, ordinaria e inmediata, ejercida en
nombre de Cristo, Buen Pastor, en comunión con toda la Iglesia y bajo la guía
del sucesor de Pedro.
Resumen
(C.I.C 935) Para
anunciar su fe y para implantar su Reino, Cristo envía a sus apóstoles y a sus
sucesores. Él les da parte en su misión. De Él reciben el poder de obrar en su nombre.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 894) "Los obispos, como vicarios y legados de
Cristo, gobiernan las Iglesias particulares que se les han confiado, no sólo
con sus proyectos, con sus consejos y con ejemplos, sino también con su
autoridad y potestad sagrada" (Lumen
gentium, 27), que deben, no obstante, ejercer para edificar con espíritu de
servicio que es el de su Maestro (cf. Lc 22, 26-27). (C.I.C 895) "Esta
potestad, que desempeñan personalmente en nombre de Cristo, es propia,
ordinaria e inmediata. Su ejercicio, sin embargo, está regulado en último
término por la suprema autoridad de la Iglesia" (Lumen gentium, 27). Pero no se debe considerar a los obispos como
vicarios del Romano Pontífice, cuya autoridad ordinaria e inmediata sobre toda
la Iglesia no anula la de ellos, sino que, al contrario, la confirma y tutela.
Esta autoridad debe ejercerse en comunión con toda la Iglesia bajo la guía del Romano
Pontífice.
Para la reflexión
(C.I.C 896) El Buen Pastor será el modelo y la
"forma" de la misión pastoral del obispo. Consciente de sus propias
debilidades, el obispo "puede disculpar a los ignorantes y extraviados. No
debe negarse nunca a escuchar a sus súbditos, a a los que cuida como verdaderos
hijos [...] Los fieles, por su parte, deben estar unidos a su obispo como la
Iglesia a Cristo y como Jesucristo al Padre" (Lumen gentium, 27): “Obedeced
todos al obispo como Jesucristo a su Padre, y al presbiterio como a los
apóstoles; en cuanto a los diáconos, respetadlos como a la ley de Dios. Que
nadie haga al margen del obispo nada en lo que atañe a la Iglesia (San Ignacio
de Antioquía, Epistula ad Smyrnaeos
8, 1).
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