viernes, 6 de junio de 2014
184. ¿Cómo ejercen los obispos la misión de enseñar?
(Compendio 184) Los obispos, en comunión con el Papa,
tienen el deber de anunciar a todos el Evangelio, fielmente y con autoridad,
como testigos auténticos de la fe apostólica, revestidos de la autoridad de
Cristo. Mediante el sentido sobrenatural de la fe, el Pueblo de Dios se adhiere
indefectiblemente a la fe, bajo la guía del Magisterio vivo de la Iglesia.
Resumen
(C.I.C 939) Los obispos, ayudados por los presbíteros, sus
colaboradores, y por los diáconos, los obispos tienen la misión de enseñar
auténticamente la fe, de celebrar el culto divino, sobre todo la Eucaristía, y
de dirigir su Iglesia como verdaderos pastores. A su misión pertenece también
el cuidado de todas las Iglesias, con y bajo el Papa.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 886) "Cada uno de los obispos, por su parte, es el principio y fundamento visible de
unidad en sus Iglesias particulares" (Lumen
gentium, 23). Como tales ejercen "su gobierno pastoral sobre la
porción del Pueblo de Dios que le ha sido confiada" (Lumen gentium, 23), asistidos por los presbíteros y los diáconos.
Pero, como miembros del colegio episcopal, cada uno de ellos participa de la
solicitud por todas las Iglesias (cf. Christus
Dominus, 3), que ejercen
primeramente "dirigiendo bien su propia Iglesia, como porción de la
Iglesia universal", contribuyen eficazmente "al Bien de todo el
Cuerpo místico que es también el Cuerpo de las Iglesias" (Lumen gentium, 23). Esta solicitud se
extenderá particularmente a los pobres (cf. Ga 2, 10), a los perseguidos por la
fe y a los misioneros que trabajan por toda la tierra. (C.I.C 887) Las Iglesias
particulares vecinas y de cultura homogénea forman provincias eclesiásticas o
conjuntos más vastos llamados patriarcados o regiones (cf. Canones Apostolorum, 34). Los obispos de estos territorios pueden
reunirse en sínodos o concilios provinciales. "De igual manera, hoy día,
las Conferencias Episcopales pueden prestar una ayuda múltiple y fecunda para
que el afecto colegial se traduzca concretamente en la práctica" (Lumen gentium, 23).
Para la reflexión
(C.I.C 889) Para mantener a la Iglesia en la pureza de la fe
transmitida por los apóstoles, Cristo, que es la Verdad, quiso conferir a su
Iglesia una participación en su propia infalibilidad. Por medio del
"sentido sobrenatural de la fe", el Pueblo de Dios "se une indefectiblemente
a la fe", bajo la guía del Magisterio vivo de la Iglesia (Lumen gentium, 12; cf. Dei Verbum, 10).
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