jueves, 22 de mayo de 2014
172. ¿Por qué la Iglesia debe anunciar el Evangelio a todo el mundo?
(Compendio 172) La Iglesia debe anunciar el Evangelio a
todo el mundo porque Cristo ha ordenado: «Id, pues, y haced discípulos a todas
las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo» (Mt 28, 19). Este mandato misionero del Señor tiene su fuente en el amor
eterno de Dios, que ha enviado a su Hijo y a su Espíritu porque «quiere que
todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad» (1 Tm 2, 4).
Resumen
(C.I.C 868) La Iglesia es católica: Anuncia la totalidad de
la fe; lleva en sí y administra la plenitud de los medios de salvación; es
enviada a todos los pueblos; se dirige a todos los hombres; abarca todos los
tiempos; "es, por su propia naturaleza, misionera" (Ad gentes, 2).
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 849) El mandato
misionero. "La Iglesia, enviada por Dios a las gentes para ser
'sacramento universal de salvación', por exigencia íntima de su misma catolicidad,
obedeciendo al mandato de su Fundador se esfuerza por anunciar el Evangelio a
todos los hombres" (Ad gentes,
1): "Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo
lo que yo os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta
el fin del mundo" (Mt 28, 19-20). (C.I.C 850) El origen y la finalidad de la misión. El mandato misionero del
Señor tiene su fuente última en el amor eterno de la Santísima Trinidad:
"La Iglesia peregrinante es, por su propia naturaleza, misionera, puesto
que tiene su origen en la misión del Hijo y la misión del Espíritu Santo según
el plan de Dios Padre" (Ad gentes,
2). El fin último de la misión no es otro que hacer participar a los hombres en
la comunión que existe entre el Padre y el Hijo en su Espíritu de amor (cf Juan
Pablo II, Redemptoris missio,
23).
Para la reflexión
(C.I.C 851) El motivo
de la misión. Del amor de Dios por todos los hombres la Iglesia ha sacado
en todo tiempo la obligación y la fuerza de su impulso misionero: "porque
el amor de Cristo nos apremia..." (2Co 5, 14; cf. Apostolicam actuositatem, 6; Redemptoris
missio, 11). En efecto, "Dios quiere que todos los hombres se salven y
lleguen al conocimiento pleno de la verdad" (1Tm 2, 4). Dios quiere la
salvación de todos por el conocimiento de la
verdad. La salvación se encuentra en la verdad. Los que obedecen a la
moción del Espíritu de verdad están ya en el camino de la salvación; pero la Iglesia
a quien esta verdad ha sido confiada, debe ir al encuentro de los que la buscan
para ofrecérsela. Porque cree en el designio universal de salvación, la Iglesia
debe ser misionera.
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