lunes, 19 de mayo de 2014
169. ¿Cuál es la relación de la Iglesia católica con el pueblo judío?
(Compendio 169) La Iglesia católica se reconoce en
relación con el pueblo judío por el hecho de que Dios eligió a este pueblo,
antes que a ningún otro, para que acogiera su Palabra. Al pueblo judío
pertenecen «la adopción como hijos, la gloria, las alianzas, la legislación, el
culto, las promesas, los patriarcas; de él procede Cristo según la carne» (Rm
9, 4-5). A diferencia de las otras religiones no cristianas, la fe judía es ya
una respuesta a la Revelación de Dios en la Antigua Alianza.
Resumen
(C.I.C 176) La fe es una adhesión
personal del hombre entero a Dios que se revela. Comprende una adhesión de la inteligencia y de la voluntad a la
Revelación que Dios ha hecho de sí mismo mediante sus obras y sus palabras.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 839) "[…] Los que todavía no han recibido el
Evangelio también están ordenados al Pueblo de Dios de diversas maneras" (Lumen gentium, 16): La relación de la Iglesia con el pueblo judío. La Iglesia, Pueblo
de Dios en la Nueva Alianza, al escrutar su propio misterio, descubre su
vinculación con el pueblo judío (cf. Nostra
aetate, 4) "a quien Dios nuestro Seño ha hablado primero" (Viernes Santo en la Pasión del Señor,
Oración universal VI, Misal Romano). A diferencia de otras religiones no
cristianas la fe judía ya es una respuesta a la revelación de Dios en la
Antigua Alianza. Pertenece al pueblo judío "la adopción filial, la gloria,
las alianzas, la legislación, el culto, las promesas […] y los patriarcas; de
todo lo cual […] procede Cristo según la carne" (cf. Rm 9, 4-5),
"porque los dones y la vocación de Dios son irrevocables" (Rm 11,
29).
Para la reflexión
(C.I.C 840) Por otra parte, cuando se considera el futuro,
el Pueblo de Dios de la Antigua Alianza y el nuevo Pueblo de Dios tienden hacia
fines análogos: la espera de la venida (o el retorno) del Mesías; pues para
unos, es la espera de la vuelta del Mesías, muerto y resucitado, reconocido
como Señor e Hijo de Dios; para los otros, es la venida del Mesías cuyos rasgos
permanecen velados hasta el fin de los tiempos, espera que está acompañada del
drama de la ignorancia o del rechazo de Cristo Jesús.
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