sábado, 10 de mayo de 2014
161. ¿Por qué la Iglesia es una?
(Compendio 161) La Iglesia es una porque tiene como
origen y modelo la unidad de un solo Dios en la Trinidad de las Personas; como
fundador y cabeza a Jesucristo, que restablece la unidad de todos los pueblos
en un solo cuerpo; como alma al Espíritu Santo que une a todos los fieles en la
comunión en Cristo. La Iglesia tiene una sola fe, una sola vida sacramental,
una única sucesión apostólica, una común esperanza y la misma caridad.
Resumen
(C.I.C 866) La Iglesia es una: tiene un solo Señor; confiesa
una sola fe, nace de un solo Bautismo, no forma más que un solo Cuerpo,
vivificado por un solo Espíritu, orientado a una única esperanza (cf. Ef 4,
3-5) a cuyo término se superarán todas las divisiones.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 813) La Iglesia
es una debido a su origen: "El modelo y principio supremo de este
misterio es la unidad de un solo Dios Padre e Hijo en el Espíritu Santo, en la
Trinidad de personas" (Unitatis
redintegratio, 2). La Iglesia es una
debido a su Fundador: "Pues el mismo Hijo encarnado, Príncipe de la
paz, por su cruz reconcilió a todos los hombres con Dios […] restituyendo la
unidad de todos en un solo pueblo y en un solo cuerpo" (Gaudium et spes, 78). La Iglesia es una debido a su "alma":
"El Espíritu Santo que habita en los creyentes y llena y gobierna a toda
la Iglesia, realiza esa admirable comunión de fieles y une a todos en Cristo
tan íntimamente que es el Principio de la unidad de la Iglesia" (Unitatis redintegratio, 2). Por tanto,
pertenece a la esencia misma de la Iglesia ser una: “¡Qué sorprendente
misterio! Hay un solo Padre del universo, un solo Logos del universo y también
un solo Espíritu Santo, idéntico en todas partes; hay también una sola virgen
hecha madre, y me gusta llamarla Iglesia” (Clemente Alejandrino, Paedagogus 1, 6, 42: PG 8, 300)
Para la reflexión
(C.I.C 814) Desde el principio, esta Iglesia una se
presenta, no obstante, con una gran diversidad
que procede a la vez de la variedad de los dones de Dios y de la multiplicidad
de las personas que los reciben. En la unidad del Pueblo de Dios se reúnen los
diferentes pueblos y culturas. Entre los miembros de la Iglesia existe una
diversidad de dones, cargos, condiciones y modos de vida; "dentro de la
comunión eclesial, existen legítimamente las Iglesias particulares con sus
propias tradiciones" (Lumen gentium,
13). La gran riqueza de esta diversidad no se opone a la unidad de la Iglesia.
No obstante, el pecado y el peso de sus consecuencias amenazan sin cesar el don
de la unidad. También el apóstol debe exhortar a "guardar la unidad del
Espíritu con el vínculo de la paz" (Ef 4, 3). (C.I.C 815) ¿Cuáles son
estos vínculos de la unidad? "Por encima de todo esto revestíos del amor,
que es el vínculo de la perfección" (Col 3, 14). Pero la unidad de la
Iglesia peregrina está asegurada por vínculos visibles de comunión: - la
profesión de una misma fe recibida de los apóstoles; - la celebración común del
culto divino, sobre todo de los sacramentos; - la sucesión apostólica por el
sacramento del orden, que conserva la concordia fraterna de la familia de Dios
(cf. Unitatis redintegratio, 2; Lumen gentium, 14; CIC canon 205).
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