jueves, 8 de mayo de 2014

159. ¿Por qué la Iglesia es llamada templo del Espíritu Santo?



159. ¿Por qué la Iglesia es llamada templo del Espíritu Santo?  


(Compendio 159) La Iglesia es llamada templo del Espíritu Santo porque el Espíritu vive en el cuerpo que es la Iglesia: en su Cabeza y en sus miembros; Él además edifica la Iglesia en la caridad con la Palabra de Dios, los sacramentos, las virtudes y los carismas.     «Lo que nuestro espíritu, es decir, nuestra alma, es para nuestros miembros, eso mismo es el Espíritu Santo para los miembros de Cristo, para el Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia» (San Agustín).

Resumen

(C.I.C 809) La Iglesia es el Templo del Espíritu Santo. El Espíritu es como el alma del Cuerpo Místico, principio de su vida, de la unidad en la diversidad y de la riqueza de sus dones y carismas. (C.I.C 810) "Así toda la Iglesia aparece como el pueblo unido ‘por la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo’" (Lumen gentium, 4; San Cipriano de Cartago, De dominica Oratione, 23: PL 4, 553).

Profundizar y modos de explicaciones

(C.I.C 797) "Quod est spiritus noster, id est anima nostra, ad membra nostra, hoc est Spiritus Sanctus ad membra Christi, ad corpus Christi, quod est Ecclesia" ("Lo que nuestro espíritu, es decir, nuestra alma, es para nuestros miembros, eso mismo es el Espíritu Santo para los miembros de Cristo, para el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia") (San Agustín, Sermo 268, 2: PL 38, 1232). "A este Espíritu de Cristo, como a principio invisible, ha de atribuirse también el que todas las partes del cuerpo estén íntimamente unidas, tanto entre sí como con su excelsa Cabeza, puesto que está todo él en la Cabeza, todo en el Cuerpo, todo en cada uno de los miembros" (Pío XII, Mystici Corporis: DS 3808). El Espíritu Santo hace de la Iglesia "el Templo del Dios vivo" (2Co 6, 16; cf. 1Co 3, 16-17; Ef 2,21): “En efecto, es a la misma Iglesia, a la que ha sido confiado el ‘Don de Dios’ [...] Es en ella donde se ha depositado la comunión con Cristo, es decir el Espíritu Santo, arras de la incorruptibilidad, confirmación de nuestra fe y escala de nuestra ascensión hacia Dios [...] Porque allí donde está la Iglesia, allí está también el Espíritu de Dios; y allí donde está el Espíritu de Dios, está la Iglesia y toda gracia” (San Ireneo de Lyon, Adversus haereses, 3, 24, 1: PG 7, 966). 

Para la reflexión

(C.I.C 798) El Espíritu Santo es "el principio de toda acción vital y verdaderamente saludable en todas las partes del cuerpo" (Pío XII, Mystici Corporis: DS 3808). Actúa de múltiples maneras en la edificación de todo el Cuerpo en la caridad (cf. Ef 4, 16): por la Palabra de Dios, "que tiene el poder de construir el edificio" (Hch 20, 32), por el Bautismo mediante el cual forma el Cuerpo de Cristo (cf. 1Co 12, 13); por los sacramentos que hacen crecer y curan a los miembros de Cristo; por "la gracia concedida a los apóstoles" que "entre estos dones destaca" (Lumen gentium, 7), por las virtudes que hacen obrar según el bien, y por las múltiples gracias especiales [llamadas "carismas"] mediante las cuales los fieles quedan "preparados y dispuestos a asumir diversas tareas o ministerios que contribuyen a renovar y construir más y más la Iglesia" (Lumen gentium, 12; cf. Apostolicam actuositatem, 3). 

(Siguiente pregunta: ¿Qué son los carismas?)

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