domingo, 18 de mayo de 2014
168. ¿Quién pertenece a la Iglesia católica?
(Compendio 168) Todos los hombres, de modos diversos,
pertenecen o están ordenados a la unidad católica del Pueblo de Dios. Está
plenamente incorporado a la Iglesia Católica quien, poseyendo el Espíritu de
Cristo, se encuentra unido a la misma por los vínculos de la profesión de fe,
de los sacramentos, del gobierno eclesiástico y de la comunión. Los bautizados
que no realizan plenamente dicha unidad católica están en una cierta comunión,
aunque imperfecta, con la Iglesia católica.
Resumen
(C.I.C 836) "Todos los hombres, por tanto, están
invitados a esta unidad católica del Pueblo de Dios [...] A esta unidad
pertenecen de diversas maneras o a ella están destinados los católicos, los
demás cristianos e incluso todos los hombres en general llamados a la salvación
por la gracia de Dios" (Lumen
gentium, 13).
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 837) "Están plenamente incorporados a la
sociedad que es la Iglesia aquellos que, teniendo el Espíritu de Cristo,
aceptan íntegramente su constitución y todos los medios de salvación
establecidos en ella y están unidos, dentro de su estructura visible, a Cristo,
que la rige por medio del Sumo Pontífice y de los obispos, mediante los lazos
de la profesión de la fe, de los sacramentos, del gobierno eclesiástico y de la
comunión. No se salva, en cambio, el que no permanece en el amor, aunque esté
incorporado a la Iglesia, pero está en el seno de la Iglesia con el 'cuerpo',
pero no con el 'corazón"' (Lumen
gentium, 14).
Para la reflexión
(C.I.C 838) "La Iglesia se siente unida por muchas
razones con todos los que se honran con el nombre de cristianos a causa del
bautismo, aunque no profesan la fe en su integridad o no conserven la unidad de
la comunión bajo el sucesor de Pedro" (Lumen
gentium, 15). "Los que creen en Cristo y han recibido ritualmente el
bautismo están en una cierta comunión, aunque no perfecta, con la Iglesia
católica" (Unitatis redintegratio,
3). Con las Iglesias ortodoxas, esta
comunión es tan profunda "que le falta muy poco para que alcance la
plenitud que haría posible una celebración común de la Eucaristía del
Señor" (Pablo VI, Discurso (14
diciembre 1975); cf. Unitatis
redintegratio, 13-18).
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