viernes, 28 de febrero de 2014
107. ¿Quién es invitado a formar parte del Reino de Dios, anunciado y realizado por Jesús? (Primera parte)
(Compendio 107) Jesús invita a todos los hombres a entrar
en el Reino de Dios; aún el peor de los pecadores es llamado a convertirse y
aceptar la infinita misericordia del Padre. El Reino pertenece, ya aquí en la
tierra, a quienes lo acogen con corazón humilde. A ellos les son revelados los
misterios del Reino de Dios.
Resumen
(C.I.C 567) El Reino de los cielos ha sido inaugurado en la
tierra por Cristo. "Se manifiesta a los hombres en las palabras, en las
obras y en la presencia de Cristo" (Lumen
gentium, 5). La Iglesia es el germen y el comienzo de este Reino. Sus
llaves son confiadas a Pedro.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 541) "Después que Juan fue preso, marchó Jesús a
Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: El tiempo se ha cumplido y el
Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva" (Mc 1,
14-15). "Cristo, por tanto, para hacer la voluntad del Padre, inauguró en
la tierra el Reino de los cielos" (Lumen
Gentium 3). Pues bien, la voluntad del Padre es "elevar a los hombres
a la participación de la vida divina" (Lumen
Gentium 2). Lo hace reuniendo a los hombres en torno a su Hijo, Jesucristo.
Esta reunión es la Iglesia, que es sobre la tierra "el germen y el
comienzo de este Reino" (Lumen
Gentium 5). (C.I.C 542) Cristo es el corazón mismo de esta reunión de los
hombres como "familia de Dios". Los convoca en torno a él por su
palabra, por sus señales que manifiestan el reino de Dios, por el envío de sus
discípulos. Sobre todo, él realizará la venida de su Reino por medio del gran
Misterio de su Pascua: su muerte en la Cruz y su Resurrección. "Cuando yo
sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí" (Jn 12, 32). A esta
unión con Cristo están llamados todos los hombres (cf. Lumen Gentium 3).
Para la reflexión
(C.I.C 544) El Reino pertenece
a los pobres y a los pequeños, es decir a los que lo acogen con un corazón
humilde. Jesús fue enviado para "anunciar la Buena Nueva a los
pobres" (Lc 4, 18; cf. 7, 22). Los declara bienaventurados porque de
"ellos es el Reino de los cielos" (Mt 5, 3); a los
"pequeños" es a quienes el Padre se ha dignado revelar las cosas que
ha ocultado a los sabios y prudentes (cf. Mt 11, 25). Jesús, desde el pesebre
hasta la cruz comparte la vida de los pobres; conoce el hambre (cf. Mc 2, 23-26;
Mt 21,18), la sed (cf. Jn 4,6-7; 19,28) y la privación (cf. Lc 9, 58). Aún más:
se identifica con los pobres de todas clases y hace del amor activo hacia ellos
la condición para entrar en su Reino (cf. Mt 25, 31-46). (Continua)
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