domingo, 16 de febrero de 2014
¿Qué significa la concepción virginal de Jesús?
(Compendio 98) La concepción virginal
de Jesús significa que éste fue concebido en el seno de la Virgen María sólo
por el poder del Espíritu Santo, sin concurso de varón. Él es Hijo del Padre
celestial según la naturaleza divina, e Hijo de María según la naturaleza
humana, pero es propiamente Hijo de Dios según las dos naturalezas, al haber en
Él una sola Persona, la divina.
Resumen
(C.I.C 503) La virginidad de María manifiesta la iniciativa
absoluta de Dios en la Encarnación. Jesús no tiene como Padre más que a Dios
(cf. Lc 2, 48-49). "La naturaleza humana que ha tomado no le ha alejado
jamás de su Padre [...]; Uno y el mismo es el Hijo de Dios y del hombre, por
naturaleza Hijo del Padre según la divinidad; por naturaleza Hijo de la Madre
según la humanidad pero propiamente Hijo de Dios en sus dos naturalezas" (Concilio
de Friul (año 796 o 797): DS 619).
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 496) Desde las primeras formulaciones de la fe (cf.
DS 10-64), la Iglesia ha confesado que Jesús fue concebido en el seno de la
Virgen María únicamente por el poder del Espíritu Santo, afirmando también el
aspecto corporal de este suceso: Jesús fue concebido absque semine ex Spiritu Sancto (Concilio de Letrán (año 649): DS
503), esto es, sin semilla de varón, por obra del Espíritu Santo. Los Padres
ven en la concepción virginal el signo de que es verdaderamente el Hijo de Dios
el que ha venido en una humanidad como la nuestra: Así, San Ignacio de
Antioquía (comienzos del siglo II): "Estáis firmemente convencidos acerca
de que nuestro Señor es verdaderamente de la raza de David según la carne (cf.
Rm 1, 3), Hijo de Dios según la voluntad y el poder de Dios (cf. Jn 1, 13),
nacido verdaderamente de una virgen [...] Fue verdaderamente clavado por
nosotros en su carne bajo Poncio Pilato [...] padeció verdaderamente, como
también resucitó verdaderamente" (San Ignacio de Antioquía, Epistula ad Smyrnaeos 1-2). (C.I.C 497) Los relatos
evangélicos (cf. Mt 1,18-25; Lc 1,26-38) presentan la concepción virginal como
una obra divina que sobrepasa toda comprensión y toda posibilidad humanas (cf.
Lc 1, 4): "Lo concebido en ella viene del Espíritu Santo", dice el
ángel a José a propósito de María, su desposada (Mt 1,20). La Iglesia ve en
ello el cumplimiento de la promesa divina hecha por el profeta Isaías: "He
aquí que la virgen concebirá y dará a luz un Hijo" (Is 7, 14), según la
traducción griega de Mt 1, 23.
Para la reflexión
(C.I.C 498) A veces ha desconcertado el silencio del
Evangelio de san Marcos y de las cartas del Nuevo Testamento sobre la
concepción virginal de María. También se ha podido plantear si no se trataría
en este caso de leyendas o de construcciones teológicas sin pretensiones
históricas. A lo cual hay que responder: la fe en la concepción virginal de
Jesús ha encontrado viva oposición, burlas o incomprensión por parte de los no
creyentes, judíos y paganos (cf. San Justino, Dialogus cum Triphone Iudaeo 66-67: PG 6, 628-629; Orígenes, Contra Celsum, 1, 32: PG 8, 720-724; Ibid. 1, 69: PG 8, 788-789; y otros); no
ha tenido su origen en la mitología pagana ni en una adaptación de las ideas de
su tiempo. El sentido de este misterio no es accesible más que a la fe que lo
ve en ese "nexo que reúne entre sí los misterios" (Dei Filius: DS 3016), dentro del
conjunto de los Misterios de Cristo, desde su Encarnación hasta su Pascua. san
Ignacio de Antioquía da ya testimonio de este vínculo: "El príncipe de
este mundo ignoró la virginidad de María y su parto, así como la muerte del
Señor: tres misterios resonantes que se realizaron en el silencio de Dios"
(Epistula ad Ephesios 19, 1; cf. 1Co
2, 8).
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