lunes, 3 de febrero de 2014
85. ¿Por qué el Hijo de Dios se hizo hombre?
(Compendio 85) El Hijo de Dios se
encarnó en el seno de la Virgen María, por obra del Espíritu Santo, por
nosotros los hombres y por nuestra salvación: es decir, para reconciliarnos a
nosotros pecadores con Dios, darnos a conocer su amor infinito, ser nuestro
modelo de santidad y hacernos «partícipes de la naturaleza divina» (2 P 1, 4).
Resumen
(C.I.C 456) Con el Credo Niceno-Constantinopolitano
respondemos confesando: "Por
nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del
Espíritu Santo se encarnó de María la Virgen y se hizo hombre".
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 457) El Verbo se encarnó para salvarnos reconciliándonos con Dios: "Dios nos amó y nos
envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados" (1Jn 4,
10)."El Padre envió a su Hijo para ser salvador del mundo" (1Jn 4,
14). "El se manifestó para quitar los pecados" (1Jn 3, 5): “Nuestra
naturaleza enferma exigía ser sanada; desgarrada, ser restablecida; muerta, ser
resucitada. Habíamos perdida la posesión del bien, era necesario que se nos
devolviera. Encerrados en las tinieblas, hacia falta que nos llegara la luz;
estando cautivos, esperábamos un salvador; prisioneros, un socorro; esclavos,
un libertador. ¿No tenían importancia estos razonamientos? ¿No merecían
conmover a Dios hasta el punto de hacerle bajar hasta nuestra naturaleza humana
para visitarla, ya que la humanidad se encontraba en un estado tan miserable y
tan desgraciado? (San Gregorio de Nisa, Oratio
catechetica 15, 3: PG 45, 48). (C.I.C 458) El Verbo se encarnó para que nosotros conociésemos así el amor
de Dios: "En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios
envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él" (1Jn 4,
9). "Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo
el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna" (Jn 3, 16).
(C.I.C 459) El Verbo se encarnó para ser
nuestro modelo de santidad: "Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended
de mí ... "(Mt 11, 29). "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie
va al Padre sino por mí" (Jn 14, 6). Y el Padre, en el monte de la
transfiguración, ordena: "Escuchadle" (Mc 9, 7; cf. Dt 6, 4-5). El
es, en efecto, el modelo de las bienaventuranzas y la norma de la ley nueva:
"Amaos los unos a los otros como yo os he amado" (Jn 15, 12). Este
amor tiene como consecuencia la ofrenda efectiva de sí mismo (cf. Mc 8,
34).
Para la reflexión
(C.I.C 460) El Verbo se encarnó para hacernos "partícipes de la naturaleza divina" (2P 1,
4): "Porque tal es la razón por la que el Verbo se hizo hombre, y el Hijo
de Dios, Hijo del hombre: para que el hombre al entrar en comunión con el Verbo
y al recibir así la filiación divina, se convirtiera en hijo de Dios" (San
Ireneo, Adversus
haereses, 3, 19, 1: PG 7, 939).
"Porque el Hijo de Dios se hizo hombre para hacernos Dios" (san
Atanasio, Inc., 54, 3). "Unigenitus
[…] Dei Filius, suae divinitatis volens nos esse participes, naturam nostram
assumpsit, ut homines deos faceret factus homo" ("El Hijo
Unigénito de Dios, queriendo hacernos participantes de su divinidad, asumió
nuestra naturaleza, para que, habiéndose hecho hombre, hiciera dioses a los
hombres") (Santo Tomás de Aquino, Oficio
de la festividad del Corpus, Of. De Maitines, primer Nocturno, Lectura 1: Opera omnia, v. 29, p. 336).
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