lunes, 19 de noviembre de 2012
1R 21, 20-24 Te has prestado a hacer lo que es malo a los ojos de Señor
20 Ajab respondió a Elías: «¡Me has sorprendido, enemigo
mío!». «Sí, repuso Elías, te he sorprendido, porque te has prestado a hacer lo
que es malo a los ojos de Señor. 21 Yo voy a atraer la desgracia sobre ti:
barreré hasta tus últimos restos y extirparé a todos los varones de la familia
de Ajab, esclavos o libres en Israel. 22 Dejaré tu casa como la de Jeroboam,
hijo de Nebat, y como la de Basá, hijo de Ajías, porque has provocado mi
indignación y has hecho pecar a Israel. 23 Y el Señor también ha hablado contra
Jezabel, diciendo: Los perros devorarán la carne de Jezabel en la parcela de
Izreel. 24 Al de la familia de Ajab que muera en la ciudad, se lo comerán los
perros, y al que muera en despoblado, se lo comerán los pájaros del cielo».
(C.I.C
2268) El quinto mandamiento condena como gravemente pecaminoso el homicidio directo y voluntario. El que
mata y los que cooperan voluntariamente con él cometen un pecado que clama
venganza al cielo (Cf. Gn 4, 10). El infanticidio (Gaudium et spes, 51), el fratricidio, el parricidio, el homicidio
del cónyuge son crímenes especialmente graves a causa de los vínculos naturales
que destruyen. Preocupaciones de eugenesia o de salud pública no pueden
justificar ningún homicidio, aunque fuera ordenado por las propias autoridades. (C.I.C 2269) El quinto mandamiento prohíbe
hacer algo con intención de provocar indirectamente
la muerte de una persona. La ley moral prohíbe exponer a alguien sin razón grave
a un riesgo mortal, así como negar la asistencia a una persona en peligro. La
aceptación por parte de la sociedad de hambres que provocan muertes sin
esforzarse por remediarlas es una escandalosa injusticia y una falta grave. Los
traficantes cuyas prácticas usurarias y mercantiles provocan el hambre y la
muerte de sus hermanos los hombres, cometen indirectamente un homicidio. Este
les es imputable (Cf. Am 8, 4-10). El homicidio involuntario no es moralmente imputable. Pero no se está libre de
falta grave cuando, sin razones proporcionadas, se ha obrado de manera que se
ha seguido la muerte, incluso sin intención de causarla.
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