sábado, 10 de noviembre de 2012
1R 18, 20-26 Si el Señor es Dios, síganlo
I Reyes 18 - paginas
selectas
20 Ajab mandó buscar a todos los israelitas y reunió a
los profetas sobre el monte Carmelo. 21 Elías se acercó a todo el pueblo y
dijo: «¿Hasta cuándo van a andar rengueando de las dos piernas? Si el Señor es
Dios, síganlo; si es Baal, síganlo a él. Pero el pueblo no le respondió ni una
palabra. 22 Luego Elías dijo al pueblo: «Como profeta del Señor, he quedado yo
solo, mientras que los profetas de Baal son cuatrocientos cincuenta. 23
Traigamos dos novillos; que ellos se elijan uno, que lo despedacen y lo pongan
sobre la leña, pero sin prender fuego. Yo haré lo mismo con el otro novillo: lo
pondré sobre la leña y tampoco prenderé fuego. 24 Ustedes invocarán el nombre
de su dios y yo invocaré el nombre del Señor: el dios que responda enviándome
fuego, ese es Dios». Todo el pueblo respondió diciendo: «¡Está bien!». 25 Elías
dijo a los profetas de Baal: «Elíjanse un novillo y prepárenlo ustedes primero,
ya que son los más numerosos; luego invoquen el nombre de su dios, pero no
prendan fuego». 26 Ellos tomaron el novillo que se les había dado, lo
prepararon e invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía,
diciendo: «¡Respóndenos, Baal!». Pero no se oyó ninguna voz ni nadie que
respondiera. Mientras tanto, danzaban junto al altar que habían hecho.
(C.I.C
2582) Elías es el padre de los profetas, de la raza de los que buscan a Dios,
los que van tras su rostro (Sal 24, 6). Su nombre, "El Señor es mi
Dios", anuncia el grito del pueblo en respuesta a su oración sobre el
Monte Carmelo (cf. 1R 18, 39). Santiago nos remite a él para incitarnos a orar:
"La oración ferviente del justo tiene mucho poder" (St 5, 16-18).
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