miércoles, 14 de noviembre de 2012
1R 19, 9-14 Me consumo de celo por el Señor, el Dios de los ejércitos
9 Allí, entró en la gruta y pasó la noche. Entonces le
fue dirigida la palabra del Señor. 10 El Señor le dijo: «¿Qué haces aquí,
Elías?». El respondió: «Me consumo de celo por el Señor, el Dios de los
ejércitos, porque los israelitas abandonaron tu alianza, derribaron tus altares
y mataron a tus profetas con la espada. He quedado yo solo y tratan de quitarme
la vida». 11 El Señor le dijo: «Sal y quédate de pie en la montaña, delante del
Señor». Y en ese momento el Señor pasaba. Sopló un viento huracanado que partía
las montañas y resquebrajaba las rocas delante del Señor. Pero el Señor no
estaba en el viento. Después del viento, hubo un terremoto. Pero el Señor no
estaba en el terremoto. 12 Después del terremoto, se encendió un fuego. Pero el
Señor no estaba en el fuego. Después del fuego, se oyó el rumor de una brisa
suave. 13 Al oírla, Elías se cubrió el rostro con su manto, salió y se quedó de
pie a la entrada de la gruta. Entonces le llegó una voz, que decía: «¿Qué haces
aquí, Elías?». 14 El respondió: «Me consumo de celo por el Señor, el Dios de
los ejércitos, porque los israelitas abandonaron tu alianza, derribaron tus
altares y mataron a tus profetas con la espada. He quedado yo solo y tratan de
quitarme la vida».
(C.I.C 2583)
Después de haber aprendido la misericordia en su retirada al torrente de Kérit,
Elías enseña a la viuda de Sarepta la fe en la palabra de Dios, fe que confirma
con su oración insistente: Dios devuelve la vida al hijo de la viuda (cf. 1R
17, 7-24). En el sacrificio sobre el Monte Carmelo, prueba decisiva para la fe
del pueblo de Dios, el fuego del Señor es la respuesta a su súplica de que se
consume el holocausto […] "a la hora de la ofrenda de la tarde":
"¡Respóndeme, Señor, respóndeme!" son las palabras de Elías que las
liturgias orientales recogen en la epíclesis eucarística (cf. 1R 18, 20-39).
Finalmente, volviendo a andar el camino del desierto hacia el lugar donde el
Dios vivo y verdadero se reveló a su pueblo, Elías se recoge como Moisés
"en la hendidura de la roca" hasta que "pasa" la presencia
misteriosa de Dios (cf. 1R 19, 1-14; Ex 33, 19-23). Pero solamente en el monte
de la Transfiguración se dará a conocer Aquél cuyo Rostro buscan (cf. Lc 9,
30-35): el conocimiento de la Gloria de Dios está en el rostro de Cristo
crucificado y resucitado (cf. 2Co 4, 6).
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario