sábado, 31 de octubre de 2015
541. ¿De quién aprendió Jesús a orar?
(Compendio
541) Conforme a su corazón de hombre, Jesús aprendió a orar de su madre y de la
tradición judía. Pero su oración brota de una fuente más secreta, puesto que es
el Hijo de Dios que, en su humanidad santa, dirige a su Padre la oración filial
perfecta.
Resumen
(C.I.C 2620) En
el Nuevo Testamento el modelo perfecto de oración se encuentra en la oración
filial de Jesús. Hecha con frecuencia en la soledad, en lo secreto, la oración
de Jesús entraña una adhesión amorosa a la voluntad del Padre hasta la cruz y
una absoluta confianza en ser escuchada.
Profundizar y modos
de explicaciones
(C.I.C 2598) El
drama de la oración se nos revela plenamente en el Verbo que se ha hecho carne
y que habita entre nosotros. Intentar comprender su oración, a través de lo que
sus testigos nos dicen en el Evangelio, es aproximarnos a la santitad de Jesús
nuestro Señor como a la zarza ardiendo: primero contemplándole a Él mismo en oración
y después escuchando cómo nos enseña a orar, para conocer finalmente cómo acoge
nuestra plegaria.
Para la reflexión
(C.I.C 2599) El
Hijo de Dios, hecho Hijo de la Virgen, también aprendió a orar conforme a su
corazón de hombre. Él aprende de su madre las fórmulas de oración; de ella, que
conservaba todas las "maravillas" del Todopoderoso y las meditaba en
su corazón (cf. Lc 1, 49; 2, 19; 2, 51). Lo aprende en las palabras y en los
ritmos de la oración de su pueblo, en la sinagoga de Nazaret y en el Templo.
Pero su oración brota de una fuente secreta distinta, como lo deja presentir a
la edad de los doce años: "Yo debo estar en las cosas de mi Padre"
(Lc 2, 49). Aquí comienza a revelarse la novedad de la oración en la plenitud
de los tiempos: la oración filial,
que el Padre esperaba de sus hijos va a ser vivida por fin por el propio Hijo
único en su Humanidad, con los hombres y a favor de ellos.
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