sábado, 24 de octubre de 2015
537. ¿Cómo oraba Moisés? (Primera parte)
(Compendio
537) La oración de Moisés es modelo de la oración contemplativa: Dios, que
llama a Moisés desde la zarza ardiente, conversa frecuente y largamente con él
«cara a cara, como habla un hombre con su amigo» (Ex 33, 11). De esta intimidad
con Dios, Moisés saca la fuerza para interceder con tenacidad a favor del
pueblo; su oración prefigura así la intercesión del único mediador, Cristo
Jesús.
Resumen
(C.I.C 2593) La
oración de Moisés responde a la iniciativa del Dios vivo para la salvación de
su pueblo. Prefigura la oración de intercesión del único mediador, Cristo
Jesús.
Profundizar y modos
de explicaciones
(C.I.C 2574)
Cuando comienza a realizarse la promesa (Pascua, Exodo, entrega de la Ley y
conclusión de la Alianza), la oración de Moisés es la figura cautivadora de la
oración de intercesión que tiene su cumplimiento en "el único Mediador
entre Dios y los hombres, Cristo-Jesús, hombre también" (1Tm 2, 5).
Para la reflexión
(C.I.C 2575)
También aquí, Dios interviene, el primero. Llama a Moisés desde la zarza
ardiendo (cf. Ex 3, 1-10). Este acontecimiento quedará como una de las figuras
principales de la oración en la tradición espiritual judía y cristiana. En
efecto, si "el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob" llama a su
servidor Moisés es que él es el Dios vivo que quiere la vida de los hombres. El
se revela para salvarlos, pero no lo hace solo ni contra la voluntad de los
hombres: llama a Moisés para enviarlo, para asociarlo a su compasión, a su obra
de salvación. Hay como una imploración divina en esta misión, y Moisés, después
de debatirse, acomodará su voluntad a la de Dios salvador. Pero en este diálogo
en el que Dios se confía, Moisés aprende también a orar: rehuye, objeta y sobre
todo interroga; en respuesta a su petición, el Señor le confía su Nombre
inefable que se revelará en sus grandes gestas. (Continua)
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