domingo, 11 de octubre de 2015
530. ¿Qué otras cosas exige la pureza? (Primera parte)
(Compendio
530) La pureza exige el pudor, que, preservando la intimidad de la persona,
expresa la delicadeza de la castidad y regula las miradas y gestos, en
conformidad con la dignidad de las personas y con la relación que existe entre
ellas. El pudor libera del difundido erotismo y mantiene alejado de cuanto
favorece la curiosidad morbosa. Requiere también una purificación del ambiente
social, mediante la lucha constante contra la permisividad de las costumbres,
basada en un erróneo concepto de la libertad humana.
Resumen
(C.I.C 2533) La
pureza del corazón requiere el pudor, que es paciencia, modestia y discreción.
El pudor preserva la intimidad de la persona.
Profundizar y modos
de explicaciones
(C.I.C 2521) La
pureza exige el pudor. Este es parte
integrante de la templanza. El pudor preserva la intimidad de la persona.
Designa el rechazo a mostrar lo que debe permanecer velado. Está ordenado a la
castidad, cuya delicadeza proclama. Ordena las miradas y los gestos en conformidad
con la dignidad de las personas y con la relación que existe entre ellas.
(C.I.C 2522) El pudor protege el misterio de las personas y de su amor. Invita
a la paciencia y a la moderación en la relación amorosa; exige que se cumplan
las condiciones del don y del compromiso definitivo del hombre y de la mujer
entre sí. El pudor es modestia; inspira la elección de la vestimenta. Mantiene
silencio o reserva donde se adivina el riesgo de una curiosidad malsana; se
convierte en discreción.
Para la reflexión
(C.I.C 2523)
Existe un pudor de los sentimientos como también un pudor del cuerpo. Este
pudor rechaza, por ejemplo, los exhibicionismos del cuerpo humano propios de
cierta publicidad o las incitaciones de algunos medios de comunicación a hacer
pública toda confidencia íntima. El pudor inspira una manera de vivir que
permite resistir a las solicitaciones de la moda y a la presión de las
ideologías dominantes. (C.I.C 2524) Las formas que reviste el pudor varían de
una cultura a otra. Sin embargo, en todas partes constituye la intuición de una
dignidad espiritual propia al hombre. Nace con el despertar de la conciencia
personal. Educar en el pudor a niños y adolescentes es despertar en ellos el
respeto de la persona humana. (Continua)
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