miércoles, 7 de octubre de 2015
527. ¿Qué exige el noveno mandamiento? (Primera parte)
(Compendio
527) El noveno mandamiento exige vencer la concupiscencia carnal en los
pensamientos y en los deseos. La lucha contra esta concupiscencia supone la
purificación del corazón y la práctica de la virtud de la templanza.
Resumen
(C.I.C 2528)
‘Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su
corazón’ (Mt 5, 28). (C.I.C 2529) El noveno mandamiento pone en guardia contra
el desorden o concupiscencia de la carne. (C.I.C 2530) La lucha contra la
concupiscencia de la carne pasa por la purificación del corazón y por la práctica
de la templanza.
Profundizar y modos
de explicaciones
(C.I.C 2514) San
Juan distingue tres especies de codicia o concupiscencia: la concupiscencia de
la carne, la concupiscencia de los ojos y la soberbia de la vida (cf. 1Jn 2,
16, Vulgata). Siguiendo la tradición catequética católica, el noveno
mandamiento prohíbe la concupiscencia de la carne; el décimo prohíbe la codicia
del bien ajeno. (C.I.C 377) El "dominio"
del mundo que Dios había concedido al hombre desde el comienzo, se realizaba
ante todo dentro del hombre mismo como dominio
de sí. El hombre estaba íntegro y ordenado en todo su ser por estar libre
de la triple concupiscencia (cf. 1Jn 2,16), que lo somete a los placeres de los
sentidos, a la apetencia de los bienes terrenos y a la afirmación de sí contra
los imperativos de la razón.
Para la reflexión
(C.I.C 2515) En
sentido etimológico, la ‘concupiscencia’ puede designar toda forma vehemente de
deseo humano. La teología cristiana le ha dado el sentido particular de un
movimiento del apetito sensible que contraría la obra de la razón humana. El
apóstol san Pablo la identifica con la lucha que la ‘carne’ sostiene contra el
‘espíritu’ (cf. Gal 5, 16.17.24; Ef 2, 3). Procede de la desobediencia del
primer pecado (Gn 3, 11). Desordena las facultades morales del hombre y, sin
ser una falta en sí misma, le inclina a cometer pecados (cf. Concilio de
Trento: DS 1515). (C.I.C 400) La armonía en la que se encontraban, establecida
gracias a la justicia original, queda destruida; el dominio de las facultades
espirituales del alma sobre el cuerpo se quiebra (cf. Gn 3,7); la unión entre
el hombre y la mujer es sometida a tensiones (cf. Gn 3,11-13); sus relaciones
estarán marcadas por el deseo y el dominio (cf. Gn 3,16). La armonía con la
creación se rompe; la creación visible se hace para el hombre extraña y hostil
(cf. Gn 3,17.19). A causa del hombre, la creación es sometida "a la
servidumbre de la corrupción" (Rm 8,21). Por fin, la consecuencia
explícitamente anunciada para el caso de desobediencia (cf. Gn 2,17), se
realizará: el hombre "volverá al polvo del que fue formado" (Gn
3,19). La muerte hace su entrada en la
historia de la humanidad (cf. Rm 5,12). (Continua)
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