miércoles, 26 de agosto de 2015
508. ¿Qué prohíbe el séptimo mandamiento? (Tercera parte - continuación)
(Compendio 508
- repetición) El séptimo mandamiento prohíbe ante todo el
robo, que es la usurpación del bien ajeno contra la razonable voluntad de su
dueño. Esto sucede también cuando se pagan salarios injustos, cuando se
especula haciendo variar artificialmente el valor de los bienes para obtener
beneficio en detrimento ajeno, y cuando se falsifican cheques y facturas.
Prohíbe además cometer fraudes fiscales o comerciales y ocasionar
voluntariamente un daño a las propiedades privadas o públicas. Prohíbe
igualmente la usura, la corrupción, el abuso privado de bienes sociales, los
trabajos culpablemente mal realizados y el despilfarro.
Resumen
(C.I.C 2455) La
ley moral prohíbe los actos que, con fines mercantiles o totalitarios, llevan a
esclavizar a los seres humanos, a comprarlos, venderlos y cambiarlos como si
fueran mercaderías.”
Profundizar y modos
de explicaciones
(C.I.C 2412) En
virtud de la justicia conmutativa, la reparación
de la injusticia cometida exige la restitución del bien robado a su
propietario: Jesús bendijo a Zaqueo por su resolución: ‘Si en algo defraudé a
alguien, le devolveré el cuádruplo’ (Lc 19, 8). Los que, de manera directa o
indirecta, se han apoderado de un bien ajeno, están obligados a restituirlo o a
devolver el equivalente en naturaleza o en especie si la cosa ha desaparecido,
así como los frutos y beneficios que su propietario hubiera obtenido
legítimamente de ese bien. Están igualmente obligados a restituir, en
proporción a su responsabilidad y al beneficio obtenido, todos los que han
participado de alguna manera en el robo, o que se han aprovechado de él a
sabiendas; por ejemplo, quienes lo hayan ordenado o ayudado o encubierto.
Para la reflexión
(C.I.C 2413) Los juegos de azar (de cartas, etc.) o las apuestas no son en sí mismos
contrarios a la justicia. No obstante, resultan moralmente inaceptables cuando
privan a la persona de lo que le es necesario para atender a sus necesidades o
las de los demás. La pasión del juego corre peligro de convertirse en una grave
servidumbre. Apostar injustamente o hacer trampas en los juegos constituye una
materia grave, a no ser que el daño infligido sea tan leve que quien lo padece
no pueda razonablemente considerarlo significativo. [Fin]
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