jueves, 20 de agosto de 2015
504. ¿Qué condiciones se requieren para el derecho a la propiedad privada?
(Compendio
504) Existe el derecho a la propiedad privada cuando se ha adquirido o recibido
de modo justo, y prevalezca el destino universal de los bienes, para satisfacer
las necesidades fundamentales de todos los hombres.
Resumen
(C.I.C 2450) ‘No
robarás’ (Dt 5, 19). ‘Ni los ladrones, ni los avaros [...], ni los rapaces
heredarán el Reino de Dios’ (1Co 6, 10).
Profundizar y modos
de explicaciones
(C.I.C 2403) El derecho a la propiedad privada,
adquirida o recibida de modo justo, no anula la donación original de la tierra
al conjunto de la humanidad. El destino
universal de los bienes continúa siendo primordial, aunque la promoción del
bien común exija el respeto de la propiedad privada, de su derecho y de su
ejercicio. (C.I.C 1939) El principio de solidaridad,
expresado también con el nombre de ‘amistad’ o ‘caridad social’, es una
exigencia directa de la fraternidad humana y cristiana (Cf. Sollicitudo rei socialis, 38-40; Centesimus annus, 10): Un error capital,
‘hoy ampliamente extendido y perniciosamente propalado, consiste en el olvido
de la caridad y de aquella necesidad que los hombres tienen unos de otros; tal
caridad viene impuesta tanto por la comunidad de origen y la igualdad de la
naturaleza racional en todos los hombres, cualquiera que sea el pueblo a que
pertenezca, como por el sacrificio de redención ofrecido por Jesucristo en el
altar de la cruz a su Padre del cielo, en favor de la humanidad pecadora’ (Pío
XII, Summi pontificatus).
Para la reflexión
(C.I.C 952) “Todo lo tenían en común” (Hch 4, 32):
"Todo lo que posee el verdadero cristiano debe considerarlo como un bien
en común con los demás, por lo cual debe estar dispuesto y ser diligente para
socorrer al necesitado y la miseria del prójimo" (Catecismo Romano, 1, 10, 27). El cristiano es un administrador de
los bienes del Señor (cf. Lc 16, 1-3). (C.I.C 226) Es usar bien de las cosas creadas: La fe
en Dios, el Único, nos lleva a usar de todo lo que no es Él en la medida en que
nos acerca a Él, y a separarnos de ello en la medida en que nos aparta de Él
(cf. Mt 5,29-30; 16, 24; 19,23-24): “¡Señor
mío y Dios mío, quítame todo lo que me aleja de ti! ¡Señor mío y Dios mío, dame todo lo que me acerca a ti! ¡Señor mío y Dios mío, despójame de mi mismo para darme todo
a ti« (san Nicolás de Flüe, Bruder-Klausen-Gebet).
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario