domingo, 22 de abril de 2012
Gn 3,20 El hombre dio a su mujer el nombre de Eva
20 El hombre dio a su mujer el nombre de Eva, por ser
ella la madre de todos los vivientes
(C.I.C 489) A lo largo de toda la Antigua Alianza, la misión
de María fue preparada por la misión de algunas santas mujeres. Al principio de
todo está Eva: a pesar de su desobediencia, recibe la promesa de una
descendencia que será vencedora del Maligno (cf. Gn 3, 15) y la de ser la Madre
de todos los vivientes (cf. Gn 3, 20). En virtud de esta promesa, Sara concibe
un hijo a pesar de su edad avanzada (cf. Gn 18, 10-14; 21,1-2). Contra toda
expectativa humana, Dios escoge lo que era tenido por impotente y débil (cf.
1Co 1, 27) para mostrar la fidelidad a su promesa: Ana, la madre de Samuel (cf.
1S 1), Débora, Rut, Judit, y Ester, y muchas otras mujeres. María
"sobresale entre los humildes y los pobres del Señor, que esperan de él con
confianza la salvación y la acogen. Finalmente, con ella, la excelsa Hija de
Sión, después de la larga espera de la promesa, se cumple el plazo y se
inaugura el nuevo plan de salvación" (Lumen
gentium, 55).
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