miércoles, 18 de abril de 2012
Gn 3,15 Pondré enemistad entre ti y la mujer
15 Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje
y el suyo. El te aplastará la cabeza y tú le acecharás el talón».
(C.I.C 410) Tras la
caída, el hombre no fue abandonado por Dios. Al contrario, Dios lo llama (cf.
Gn 3,9) y le anuncia de modo misterioso la victoria sobre el mal y el levantamiento
de su caída (cf. Gn 3,15). Este pasaje del Génesis ha sido llamado
"Protoevangelio", por ser el primer anuncio del Mesías redentor,
anuncio de un combate entre la serpiente y la Mujer, y de la victoria final de
un descendiente de ésta. (C.I.C 411) La tradición cristiana ve en este pasaje
un anuncio del "nuevo Adán" (cf. 1Co 15,21-22.45) que, por su
"obediencia hasta la muerte en la Cruz" (Flp 2,8) repara con
sobreabundancia la desobedencia de Adán (cf. Rm 5,19-20). Por otra parte,
numerosos Padres y doctores de la Iglesia ven en la mujer anunciada en el
"protoevangelio" la madre de Cristo, María, como "nueva
Eva". Ella ha sido la que, la primera y de una manera única, se benefició
de la victoria sobre el pecado alcanzada por Cristo: fue preservada de toda
mancha de pecado original (cf. Pío IX: Bula Ineffabilis
Deus: DS 2803) y, durante toda su vida terrena, por una gracia especial de
Dios, no cometió ninguna clase de pecado (cf. Concilio de Trento: DS 1573).
(C.I.C 808) La Iglesia es la Esposa de Cristo: la ha amado y se ha entregado
por ella. La ha purificado por medio de su sangre. Ha hecho de ella la Madre
fecunda de todos los hijos de Dios. (C.I.C 829) "La Iglesia en la
Santísima Virgen llegó ya a la perfección, sin mancha ni arruga. En cambio, los
creyentes se esfuerzan todavía en vencer el pecado para crecer en la santidad.
Por eso dirigen sus ojos a María" (Lumen
gentium, 65): en ella, la Iglesia es ya enteramente santa.
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