miércoles, 11 de abril de 2012
Gn 2,25 Estaban desnudos pero no sentían vergüenza
25 Los dos, el hombre y la mujer, estaban desnudos, pero
no sentían vergüenza.
(C.I.C 381) El hombre
es predestinado a reproducir la imagen del Hijo de Dios hecho hombre
-"imagen del Dios invisible" (Col 1,15)-, para que Cristo sea el
primogénito de una multitud de hermanos y de hermanas (cf. Ef 1,3-6; Rm 8,29).
(C.I.C 384) La revelación nos da a conocer el estado de santidad y de justicia
originales del hombre y la mujer antes del pecado: de su amistad con Dios nacía
la felicidad de su existencia en el paraíso. (C.I.C 379) Toda esta armonía de
la justicia original, prevista para el hombre por designio de Dios, se perderá
por el pecado de nuestros primeros padres. (C.I.C 2521) La pureza exige el pudor. Este es parte integrante de la
templanza. El pudor preserva la intimidad de la persona. Designa el rechazo a
mostrar lo que debe permanecer velado. Está ordenado a la castidad, cuya
delicadeza proclama. Ordena las miradas y los gestos en conformidad con la
dignidad de las personas y con la relación que existe entre ellas.
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