martes, 3 de abril de 2012
Gn 2,15 Dios tomó al hombre y lo puso en el jardín
15 El Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el jardín de
Edén, para que lo cultivara y lo cuidara.
(C.I.C 380) "A
imagen tuya creaste al hombre y le encomendaste el universo entero, para que,
sirviéndote sólo a ti, su Creador, dominara todo lo creado" (Plegaria eucarística IV, 118: Misal Romano). (C.I.C 2402) Al comienzo
Dios confió la tierra y sus recursos a la administración común de la humanidad
para que tuviera cuidado de ellos, los dominara mediante su trabajo y se
beneficiara de sus frutos (cf. Gn 1, 26-29). Los bienes de la creación están
destinados a todo el género humano. Sin embargo, la tierra está repartida entre
los hombres para dar seguridad a su vida, expuesta a la penuria y amenazada por
la violencia. La apropiación de bienes es legítima para garantizar la libertad
y la dignidad de las personas, para ayudar a cada uno a atender sus necesidades
fundamentales y las necesidades de los que están a su cargo. Debe hacer posible
que se viva una solidaridad natural entre los hombres. (C.I.C 226) Es usar bien de las cosas creadas: La fe
en Dios, el Único, nos lleva a usar de todo lo que no es Él en la medida en que
nos acerca a Él, y a separarnos de ello en la medida en que nos aparta de Él
(cf. Mt 5,29-30; 16, 24; 19,23-24): “¡Señor mío y Dios mío, quítame todo lo que
me aleja de ti! ¡Señor mío y Dios mío, dame todo lo que me acerca a ti! ¡Señor
mío y Dios mío, despójame de mi mismo para darme todo a ti« (san Nicolás de
Flüe, Bruder-Klausen-Gebet).
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