martes, 13 de febrero de 2018
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 265.
(Respuesta
YouCat) No todo el mundo está llamado al matrimonio. A algunas personas Jesús
les muestra un camino particular; les invita a vivir renunciando al matrimonio
«por el reino de los cielos» (Mt 19,12). También las personas que viven solas
por otros distintos motivos pueden tener una vida plena.
Reflecciones y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 1618)
Cristo es el centro de toda vida cristiana. El vínculo con Él ocupa el primer
lugar entre todos los demás vínculos, familiares o sociales (cf. Lc 14,26; Mc
10,28-31). Desde los comienzos de la Iglesia ha habido hombres y mujeres que
han renunciado al gran bien del matrimonio para seguir al Cordero dondequiera
que vaya (cf. Ap 14,4), para ocuparse de las cosas del Señor, para tratar de
agradarle (cf. 1Co 7,32), para ir al encuentro del Esposo que viene (cf. Mt
25,6). Cristo mismo invitó a algunos a seguirle en este modo de vida del que El
es el modelo: “Hay eunucos que nacieron así del seno materno, y hay eunucos
hechos por los hombres, y hay eunucos que se hicieron tales a sí mismos por el
Reino de los Cielos. Quien pueda entender, que entienda” (Mt 19,12).
Para meditar
(Comentario YouCat) No pocas
veces Jesús llama a algunas personas también a una cercanía especial con él.
Éste es el caso cuando experimentan en su interior el deseo de renunciar
al matrimonio «por el reino de los délos». Esta vocación no supone nunca un
desprecio del matrimonio o de la sexualidad. El celibato voluntario sólo puede
ser vivido en el amor y por amor, como un signo poderoso de que Dios es más
importante que cualquier otra cosa. El célibe renuncia a la relación sexual,
pero no al amor; sale anhelante al encuentro de Cristo, el esposo que viene (Mt
25,6). Muchas personas que viven solas por otros distintos motivos sufren por
su soledad, la experimentan únicamente como carencia y desventaja. Pero una
persona que no tiene que preocuparse de una pareja o de una familia, disfruta
también de libertad e independencia y tiene tiempo de hacer cosas importantes y
llenas de sentido para las que no tendría tiempo una persona casada. Quizás sea
voluntad de Dios que se ocupe de personas por las que nadie más se preocupa.
(Comentario CIC) (C.I.C 1619) La
virginidad por el Reino de los Cielos es un desarrollo de la gracia bautismal,
un signo poderoso de la preeminencia del vínculo con Cristo, de la ardiente
espera de su retorno, un signo que recuerda también que el matrimonio es una
realidad que manifiesta el carácter pasajero de este mundo (cf. 1Co 7,31; Mc
12,25).
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