jueves, 8 de febrero de 2018
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 262.
(Respuesta
YouCat – repeticion) Para que haya matrimonio sacramental se requieren
necesariamente tres elementos: a) el consentimiento expresado en libertad, b)
la aceptación de una unión exclusiva y para toda la vida y c) la apertura a los
hijos. Pero lo más profundo en un matrimonio cristiano es la conciencia de la
pareja de ser una imagen viva del amor entre Cristo y su Iglesia.
Reflecciones y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 1654) Sin
embargo, los esposos a los que Dios no ha concedido tener hijos pueden llevar
una vida conyugal plena de sentido, humana y cristianamente. Su matrimonio
puede irradiar una fecundidad de caridad, de acogida y de sacrificio.
Para meditar
(Comentario YouCat) La
exigencia de la unidad y La indisolubilidad se dirige en primer lugar contra la
poligamia, en la que el cristianismo ve una clara vulneración del amor y de los
derechos humanos; también se dirige contra lo que se podría denominar
«poligamia sucesiva»: una sucesión de relaciones amorosas no vinculantes, que
no alcanzan un único y gran «sí» que ya no se puede echar atrás. La exigencia
de la fidelidad conyugal contiene la disposición a un compromiso para toda la
vida, que excluye relaciones amorosas al margen del matrimonio. La exigencia de
la apertura a la fecundidad quiere decir que un matrimonio cristiano está
abierto a los hijos que Dios les quiera conceder. Las parejas que no pueden
tener hijos están llamadas a ser «fecundas» de otra manera. Un matrimonio en
cuya celebración se excluya cualquiera de estos elementos no es válido.
(Comentario CIC) (C.I.C 1652) "Por
su naturaleza misma, la institución misma del matrimonio y el amor conyugal
están ordenados a la procreación y a la educación de la prole y con ellas son
coronados como su culminación" (Gaudium
et spes, 48): “Los hijos son el don más excelente del matrimonio y
contribuyen mucho al bien de sus mismos padres. El mismo Dios, que dijo:
"No es bueno que el hombre esté solo (Gn 2,18), y que hizo desde el
principio al hombre, varón y mujer" (Mt 19,4), queriendo comunicarle
cierta participación especial en su propia obra creadora, bendijo al varón y a
la mujer diciendo: "Creced y multiplicaos" (Gn 1,28). De ahí que el
cultivo verdadero del amor conyugal y todo el sistema de vida familiar que de
él procede, sin dejar posponer los otros fines del matrimonio, tiende a que los
esposos estén dispuestos con fortaleza de ánimo a cooperar con el amor del
Creador y Salvador, que por medio de ellos aumenta y enriquece su propia
familia cada día más” (Gaudium et spes, 50).
(Siguiente Pregunta: ¿Por qué es indisoluble el matrimonio?)
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