lunes, 5 de febrero de 2018
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 262.
(Respuesta
YouCat – repeticion) Para que haya matrimonio sacramental se requieren
necesariamente tres elementos: a) el consentimiento expresado en libertad, b)
la aceptación de una unión exclusiva y para toda la vida y c) la apertura a los
hijos. Pero lo más profundo en un matrimonio cristiano es la conciencia de la
pareja de ser una imagen viva del amor entre Cristo y su Iglesia.
Reflecciones y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 1646) El
amor conyugal exige de los esposos, por su misma naturaleza, una fidelidad
inviolable. Esto es consecuencia del don de sí mismos que se hacen mutuamente
los esposos. El auténtico amor tiende por sí mismo a ser algo definitivo, no
algo pasajero. "Esta íntima unión, en cuanto donación mutua de dos
personas, así como el bien de los hijos exigen la fidelidad de los cónyuges y
urgen su indisoluble unidad" (Gaudium
et spes, 48). (C.I.C 1647) Su motivo más
profundo consiste en la fidelidad de Dios a su alianza, de Cristo a su Iglesia.
Por el sacramento del matrimonio los esposos son capacitados para representar y
testimoniar esta fidelidad. Por el sacramento, la indisolubilidad del matrimonio
adquiere un sentido nuevo y más profundo.
Para meditar
(Comentario YouCat) La
exigencia de la unidad y La indisolubilidad se dirige en primer lugar contra la
poligamia, en la que el cristianismo ve una clara vulneración del amor y de los
derechos humanos; también se dirige contra lo que se podría denominar
«poligamia sucesiva»: una sucesión de relaciones amorosas no vinculantes, que
no alcanzan un único y gran «sí» que ya no se puede echar atrás. La exigencia
de la fidelidad conyugal contiene la disposición a un compromiso para toda la
vida, que excluye relaciones amorosas al margen del matrimonio. La exigencia de
la apertura a la fecundidad quiere decir que un matrimonio cristiano está
abierto a los hijos que Dios les quiera conceder. Las parejas que no pueden
tener hijos están llamadas a ser «fecundas» de otra manera. Un matrimonio en
cuya celebración se excluya cualquiera de estos elementos no es válido.
(Comentario CIC) (C.I.C 1648) Puede
parecer difícil, incluso imposible, atarse para toda la vida a un ser humano.
Por ello es tanto más importante anunciar la buena nueva de que Dios nos ama
con un amor definitivo e irrevocable, de que los esposos participan de este
amor, que les conforta y mantiene, y de que por su fidelidad se convierten en testigos
del amor fiel de Dios. Los esposos que, con la gracia de Dios, dan este
testimonio, con frecuencia en condiciones muy difíciles, merecen la gratitud y
el apoyo de la comunidad eclesial (Cf. Familiaris
consortio, 20).
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