viernes, 20 de mayo de 2016
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 39. Parte III.
(Respuesta YouCat – repeticion) Jesús de
Nazaret es el Hijo, la segunda persona divina, a quien aludimos cuando rezamos:
«En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28,19).
Reflecciones y puntos a
profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 250)
Durante los primeros siglos, la Iglesia formula más explícitamente su fe
trinitaria tanto para profundizar su propia inteligencia de la fe como para
defenderla contra los errores que la deformaban. Esta fue la obra de los
Concilios antiguos, ayudados por el trabajo teológico de los Padres de la
Iglesia y sostenidos por el sentido de la fe del pueblo cristiano. (C.I.C
251) Para la formulación del dogma de la Trinidad, la
Iglesia debió crear una terminología propia con ayuda de nociones de origen
filosófico: "substancia", "persona" o
"hipóstasis", "relación", etc. Al hacer esto, no sometía la
fe a una sabiduría humana, sino que daba un sentido nuevo, sorprendente, a
estos términos destinados también a significar en adelante un Misterio
inefable, "infinitamente más allá de todo lo que podemos concebir según la
medida humana" (Pablo VI, Credo del Pueblo de Dios, 9). (C.I.C
252) La Iglesia utiliza el término
"substancia" (traducido a veces también por "esencia" o por
"naturaleza") para designar el Ser divino en su unidad; el término
"persona" o "hipóstasis" para designar al Padre, al Hijo y
al Espíritu Santo en su distinción real entre sí; el término
"relación" para designar el hecho de que su distinción reside en la
referencia de cada uno a los otros.
Para meditar
(Comentario YouCat) 0 bien
Jesús era un impostor aL hacerse señor del Sábado y dejar que se dirigieran a
él con eL título de «Señor», o era realmente Dios. Llegó a provocar escándalo
al perdonar los pecados. Esto, a los ojos de sus contemporáneos, era un crimen
digno de muerte. Mediante los signos y los milagros, pero especialmente a
través de la Resurrección, los discípulos se dieron cuenta de quién era Jesús y
lo adoraron como el Señor. Ésta es la fe de la Iglesia.
(Comentario CIC) (C.I.C 446) En la traducción griega de los
libros del Antiguo Testamento, el nombre inefable con el cual Dios se reveló a
Moisés (cf. Ex 3, 14), YHWH, es traducido por Kyrios
["Señor"]. Señor se convierte desde entonces en el nombre más
habitual para designar la divinidad misma del Dios de Israel. El Nuevo
Testamento utiliza en este sentido fuerte el título "Señor" para el
Padre, pero lo emplea también, y aquí está la novedad, para Jesús
reconociéndolo como Dios (cf. 1Co 2,8). (C.I.C 447) El mismo Jesús se atribuye
de forma velada este título cuando discute con los fariseos sobre el sentido
del Salmo 110 (cf. Mt 22, 41-46; cf. también Hch 2, 34-36; Hb 1, 13), pero
también de manera explícita al dirigirse a sus Apóstoles (cf. Jn 13, 13). A lo
largo de toda su vida pública sus actos de dominio sobre la naturaleza, sobre
las enfermedades, sobre los demonios, sobre la muerte y el pecado, demostraban
su soberanía divina.
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