martes, 10 de mayo de 2016
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 37. Parte IV.
(Respuesta YouCat – repeticion) Veneramos a
Dios como padre por el hecho de que es el Creador y cuida con amor de sus
criaturas. Jesús, el Hijo de Dios, nos ha enseñado además a considerar a su
Padre como nuestro Padre y a dirigirnos a él como «Padre nuestro».
Reflecciones y puntos a
profundizar (Comentario
CIC) (C.I.C 522) La venida del Hijo de Dios a la tierra es un acontecimiento
tan inmenso que Dios quiso prepararlo durante siglos. Ritos y sacrificios,
figuras y símbolos de la "Primera Alianza"(Hb 9,15), todo lo hace
converger hacia Cristo; anuncia esta venida por boca de los profetas que se
suceden en Israel. Además, despierta en el corazón de los paganos una espera,
aún confusa, de esta venida. (C.I.C 521) Todo lo que Cristo vivió hace que
podamos vivirlo en Él y que Él lo viva en nosotros. "El Hijo de Dios
con su encarnación se ha unido en cierto modo con todo hombre"( Gaudium
et spes, 22). Estamos llamados a no ser más que una sola cosa con Él; nos hace comulgar en cuanto miembros de su
Cuerpo en lo que Él vivió en su carne por
nosotros y como modelo nuestro: “Debemos continuar y cumplir en nosotros los
estados y Misterios de Jesús, y pedirle con frecuencia que los realice y lleve
a plenitud en nosotros y en toda su Iglesia [...] Porque el Hijo de Dios tiene
el designio de hacer participar y de extender y continuar sus misterios en
nosotros y en toda su Iglesia […] por las gracias que Él
quiere comunicarnos y por los efectos que quiere obrar en nosotros gracias a
estos misterios. Y por este medio quiere cumplirlos en nosotros” (San Juan
Eudes, Le royaume de Jésus, 3, 4: Oeuvres complètes, v. 1 p.
310-311).
Para meditar
(Comentario YouCat) Muchas
religiones anteriores al cristianismo conocen ya el trato a Dios como «Padre».
Ya antes de Jesús se hablaba en Israel de Dios como el Padre (Dt 32,6; Mal
2,10) y se sabía que es también como una madre (Is 66,13). El padre y la madre
son en la experiencia humana la representación del origen y la autoridad, de
aquello que protege y sostiene. Jesús nos muestra de qué modo es Dios realmente
Padre: «Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre» (Jn 14,9). En la parábola
del hijo pródigo, Jesús responde al deseo más hondo que el ser humano tiene de
un Padre misericordioso.
(Comentario CIC) (C.I.C 523) San Juan Bautista es el
precursor (cf. Hch 13, 24) inmediato del Señor, enviado para prepararle el
camino (cf. Mt 3, 3). "Profeta del Altísimo" (Lc 1, 76), sobrepasa a
todos los profetas (cf. Lc 7, 26), de los que es el último (cf. Mt 11, 13), e
inaugura el Evangelio (cf. Hch 1, 22; Lc 16,16); desde el seno de su madre (cf.
Lc 1,41) saluda la venida de Cristo y encuentra su alegría en ser "el
amigo del esposo" (Jn 3, 29) a quien señala como "el Cordero de Dios
que quita el pecado del mundo" (Jn 1, 29). Precediendo a Jesús "con
el espíritu y el poder de Elías" (Lc 1, 17), da testimonio de él mediante
su predicación, su bautismo de conversión y finalmente con su martirio (cf. Mc
6, 17-29). (C.I.C 240) Jesús ha revelado que Dios es
"Padre" en un sentido nuevo: no lo es sólo en cuanto Creador; Él es
eternamente Padre en relación a su Hijo único, el cual eternamente es Hijo sólo
en relación a su Padre: "Nadie conoce al Hijo sino el Padre, ni al Padre
le conoce nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar"
(Mt 11,27).
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