lunes, 9 de mayo de 2016
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 37. Parte III.
(Respuesta YouCat – repeticion) Veneramos a
Dios como padre por el hecho de que es el Creador y cuida con amor de sus
criaturas. Jesús, el Hijo de Dios, nos ha enseñado además a considerar a su
Padre como nuestro Padre y a dirigirnos a él como «Padre nuestro».
Reflecciones y puntos a
profundizar (Comentario
CIC) (C.I.C 518) Toda la vida de Cristo es Misterio de Recapitulación.
Todo lo que Jesús hizo, dijo y sufrió, tuvo como finalidad restablecer al
hombre caído en su vocación primera: “Cuando se encarnó y se hizo hombre,
recapituló en sí mismo la larga historia de la humanidad procurándonos en su
propia historia la salvación de todos, de suerte que lo que perdimos en Adán,
es decir, el ser imagen y semejanza de Dios, lo recuperamos en Cristo Jesús (San
Ireneo de Lyon, Adversus haereses, 3, 18, 1: PG 7, 932). Por lo demás,
esta es la razón por la cual Cristo ha vivido todas las edades de la vida
humana, devolviendo así a todos los hombres la comunión con Dios” (Ibid.,
3, 18, 7: PG 7, 937; Id., 2, 22, 4: PG 7, 784). (C.I.C 519) Toda la
riqueza de Cristo "es para todo hombre y constituye el bien de cada
uno" (Redemptos hominis, 11). Cristo no vivió su vida para sí
mismo, sino para nosotros, desde su Encarnación "por nosotros los
hombres y por nuestra salvación" (Simbolo Niceno-Constantinopolitano:
DS 150) hasta su muerte "por nuestros pecados" (1Co 15, 3) y en su
Resurrección para nuestra justificación (Rom 4,25). Todavía ahora, es
"nuestro abogado cerca del Padre" (1Jn 2, 1), "estando siempre
vivo para interceder en nuestro favor" (Hb 7, 25). Con todo lo que vivió y
sufrió por nosotros de una vez por todas, permanece presente para siempre
"ante el acatamiento de Dios en favor nuestro" (Hb 9, 24).
Para meditar
(Comentario YouCat) Muchas
religiones anteriores al cristianismo conocen ya el trato a Dios como «Padre».
Ya antes de Jesús se hablaba en Israel de Dios como el Padre (Dt 32,6; Mal
2,10) y se sabía que es también como una madre (Is 66,13). El padre y la madre
son en la experiencia humana la representación del origen y la autoridad, de
aquello que protege y sostiene. Jesús nos muestra de qué modo es Dios realmente
Padre: «Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre» (Jn 14,9). En la parábola
del hijo pródigo, Jesús responde al deseo más hondo que el ser humano tiene de
un Padre misericordioso.
(Comentario CIC) (C.I.C 239b) El lenguaje de la fe se sirve así de
la experiencia humana de los padres que son en cierta manera los primeros
representantes de Dios para el hombre. Pero esta experiencia dice también que
los padres humanos son falibles y que pueden desfigurar la imagen de la
paternidad y de la maternidad. Conviene recordar, entonces, que Dios
transciende la distinción humana de los sexos. No es hombre ni mujer, es Dios.
Transciende también la paternidad y la maternidad humanas (cf. Sal 27,10),
aunque sea su origen y medida (cf. Ef 3,14; Is 49,15): Nadie es padre como lo
es Dios. (C.I.C 520) Toda su vida, Jesús se muestra como nuestro
modelo (cf. Rm 15,5; Flp 2, 5): Él es el
"hombre perfecto" (Gaudium et spes, 38) que nos invita a ser
sus discípulos y a seguirle: con su anonadamiento, nos ha dado un ejemplo que
imitar (cf. Jn 13, 15); con su oración atrae a la oración (cf. Lc 11, 1); con
su pobreza, llama a aceptar libremente la privación y las persecuciones (cf. Mt
5, 11-12).
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