lunes, 16 de mayo de 2016

Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 38. Parte IV.



YOUCAT Pregunta n. 38. – Parte IV. ¿Quién es el «Espíritu Santo»?


(Respuesta YouCat – repeticion) El Espíritu Santo es la tercera persona de la Santísima Trinidad y de la misma naturaleza divina del Padre y del Hijo.      

Reflecciones y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 119) "A los exegetas toca aplicar estas normas en su trabajo para ir penetrando y exponiendo el sentido de la Sagrada Escritura, de modo que mediante un cuidadoso estudio pueda madurar el juicio de la Iglesia. Todo lo dicho sobre la interpretación de la Escritura queda sometido al juicio definitivo de la Iglesia, que recibió de Dios el encargo y el oficio de conservar e interpretar la palabra de Dios" (Dei verbum, 12): Ego vero Evangelio non crederem, nisi me catholicae Ecclesiae commoveret auctoritas (San Agustín, Contra epistulam Manichaei quam vocant fundamenti, 5, 6 (PL 42, 176). (C.I.C 204) Dios se reveló progresivamente y bajo diversos nombres a su pueblo, pero la revelación del Nombre Divino, hecha a Moisés en la teofanía de la zarza ardiente, en el umbral del Exodo y de la Alianza del Sinaí, demostró ser la revelación fundamental tanto para la Antigua como para la Nueva Alianza. (C.I.C 205) Dios llama a Moisés desde una zarza que arde sin consumirse. Dios dice a Moisés: "Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob" (Ex 3,6). Dios es el Dios de los padres. El que había llamado y guiado a los patriarcas en sus peregrinaciones. Es el Dios fiel y compasivo que se acuerda de ellos y de sus promesas; viene para librar a sus descendientes de la esclavitud. Es el Dios que más allá del espacio y del tiempo lo puede y lo quiere, y que pondrá en obra toda su Omnipotencia para este designio.

Para meditar      

(Comentario YouCat) Cuando descubrimos la realidad de Dios en nosotros, entramos en contacto con la acción del Espíritu Santo. Dios «envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo» (Gal 4,6), para que nos llene completamente. En el Espíritu Santo el cristiano encuentra una alegría profunda, la paz interior y la libertad. «Pues no habéis recibido un espíritu de esclavitud para recaer en el temor, sino que habéis recibido un Espíritu de hijos de adopción, en el que clamamos: ¡Abbá, Padre!» (Rom 8,15b). En el Espíritu Santo, que hemos recibido en el Bautismo y la Confirmación podemos llamar a Dios «Padre».   

(Comentario CIC) (C.I.C 311) Los ángeles y los hombres, criaturas inteligentes y libres, deben caminar hacia su destino último por elección libre y amor de preferencia. Por ello pueden desviarse. De hecho pecaron. Y fue así como el mal moral entró en el mundo, incomparablemente más grave que el mal físico. Dios no es de ninguna manera, ni directa ni indirectamente, la causa del mal moral (cf. San Agustín, De libero arbitrio, 1, 1, 1: PL 32, 1221-1223; Santo Tomás de Aquino, Summa theologiae, 1-2, 79, 1). Sin embargo, lo permite, respetando la libertad de su criatura, y, misteriosamente, sabe sacar de él el bien: “Porque el Dios todopoderoso [...] por ser soberanamente bueno, no permitiría jamás que en sus obras existiera algún mal, si Él no fuera suficientemente poderoso y bueno para hacer surgir un bien del mismo mal” (San Agustín, Enchiridion de fide, spe et caritate, 3, 11: PL 40, 236).     

(Continua la Pregunta: ¿Quién es el «Espíritu Santo»?)   

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