jueves, 12 de mayo de 2016
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 37. Parte VI.
(Respuesta YouCat – repeticion) Veneramos a
Dios como padre por el hecho de que es el Creador y cuida con amor de sus
criaturas. Jesús, el Hijo de Dios, nos ha enseñado además a considerar a su
Padre como nuestro Padre y a dirigirnos a él como «Padre nuestro».
Reflecciones y puntos a
profundizar (Comentario
CIC) (C.I.C 238) La invocación de Dios como
"Padre" es conocida en muchas religiones. La divinidad es con
frecuencia considerada como "padre de los dioses y de los hombres".
En Israel, Dios es llamado Padre en cuanto Creador del mundo (Cf. Dt 32,6; Ml
2,10). Pues aún más, es Padre en razón de la alianza y del don de la Ley a
Israel, su "primogénito" (Ex 4,22). Es llamado también Padre del rey
de Israel (cf. 2 S 7,14). Es muy especialmente "el Padre de los
pobres", del huérfano y de la viuda, que están bajo su protección amorosa
(cf. Sal 68,6). (C.I.C 511) La Virgen María "colaboró por su fe y
obediencia libres a la salvación de los hombres" (Lumen gentium, 56). Ella pronunció su
"fiat" loco totius humanae naturae ("ocupando el lugar de
toda la naturaleza humana") (Santo Tomás de
Aquino, Summa theologiae, 3, 30, 1 ): Por su obediencia, Ella se
convirtió en la nueva Eva, madre de los vivientes.
Para meditar
(Comentario YouCat) Muchas
religiones anteriores al cristianismo conocen ya el trato a Dios como «Padre».
Ya antes de Jesús se hablaba en Israel de Dios como el Padre (Dt 32,6; Mal
2,10) y se sabía que es también como una madre (Is 66,13). El padre y la madre
son en la experiencia humana la representación del origen y la autoridad, de
aquello que protege y sostiene. Jesús nos muestra de qué modo es Dios realmente
Padre: «Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre» (Jn 14,9). En la parábola
del hijo pródigo, Jesús responde al deseo más hondo que el ser humano tiene de
un Padre misericordioso.
(Comentario CIC) (C.I.C 512) Respecto a la vida de Cristo,
el Símbolo de la Fe no habla más que de los misterios de la Encarnación
(concepción y nacimiento) y de la Pascua (pasión, crucifixión, muerte,
sepultura, descenso a los infiernos, resurrección, ascensión). No dice nada
explícitamente de los misterios de la vida oculta y pública de Jesús, pero los
artículos de la fe referente a la Encarnación y a la Pascua de Jesús
iluminan toda la vida terrena de Cristo. "Todo lo que Jesús
hizo y enseñó desde el principio hasta el día en que [...] fue llevado al
cielo" (Hch 1, 1-2) hay que verlo a la luz de los misterios de Navidad
y de Pascua.
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