domingo, 17 de agosto de 2014
241. ¿Cuál es el centro del tiempo litúrgico? (Primera parte)
(Compendio 241) El centro del tiempo litúrgico es el
domingo , fundamento y núcleo de todo el año litúrgico, que tiene su
culminación en la Pascua anual, fiesta de las fiestas.
Resumen
(C.I.C 1193) El domingo, "día
del Señor", es el día principal de la celebración de la Eucaristía porque
es el día de la Resurrección. Es el día de la asamblea litúrgica por
excelencia, el día de la familia cristiana, el día del gozo y de descanso del
trabajo. Él es "fundamento y núcleo de todo el año litúrgico" (Sacrosanctum Concilium, 106).
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 1163) "La santa Madre
Iglesia considera que es su deber celebrar la obra de salvación de su divino
Esposo con un sagrado recuerdo, en días determinados a través del año. Cada
semana, en el día que llamó 'del Señor', conmemora su resurrección, que una vez
al año celebra también, junto con su santa pasión, en la máxima solemnidad de
la Pascua. Además, en el ciclo del año desarrolla todo el misterio de Cristo. [...]
Al conmemorar así los misterios de la redención, abre la riqueza de las
virtudes y de los méritos de su Señor, de modo que se los hace presentes en
cierto modo, durante todo tiempo, a los fieles para que los alcancen y se
llenen de la gracia de la salvación" (Sacrosanctum Concilium, 102). (C.I.C
1164) El pueblo de Dios, desde la ley mosaica, tuvo
fiestas fijas a partir de la Pascua, para conmemorar las acciones maravillosas
del Dios Salvador, para darle gracias por ellas, perpetuar su recuerdo y
enseñar a las nuevas generaciones a conformar con ellas su conducta. En el
tiempo de la Iglesia, situado entre la Pascua de Cristo, ya realizada una vez
por todas, y su consumación en el Reino de Dios, la liturgia celebrada en días
fijos está toda ella impregnada por la novedad del Misterio de Cristo.
Para la reflexión
(C.I.C 1165) Cuando la Iglesia celebra el Misterio de Cristo, hay
una palabra que jalona su oración: ¡Hoy!,
como eco de la oración que le enseñó su Señor (Mt 6,11) y de la llamada del
Espíritu Santo (Hb 3,7-4,11; Sal 95,8). Este "hoy" del Dios vivo al
que el hombre está llamado a entrar, es la "Hora" de la Pascua de
Jesús que atraviesa y guía toda la historia: “La vida se ha extendido sobre
todos los seres y todos están llenos de una amplia luz: el Oriente de los
orientes invade el universo, y el que existía "antes del lucero de la
mañana" y antes de todos los astros, inmortal e inmenso, el gran Cristo
brilla sobre todos los seres más que el sol. Por eso, para nosotros que creemos
en él, se instaura un día de luz, largo, eterno, que no se extingue: la Pascua
mística” (Pseudo-Hipólito Romano, In
Sanctum Pascha, 1, 1-2: PG 59, 755).
(Continua)
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