sábado, 2 de agosto de 2014
227. ¿Qué es el «carácter» sacramental?
(Compendio 227) El carácter sacramental es un sello
espiritual, conferido por los sacramentos del Bautismo, de la Confirmación y
del Orden. Constituye promesa y garantía de la protección divina. En virtud de
este sello, el cristiano queda configurado a Cristo, participa de diversos
modos en su sacerdocio y forma parte de la Iglesia según estados y funciones
diversos. Queda, por tanto, consagrado al culto divino y al servicio de la
Iglesia. Puesto que el carácter es indeleble, los sacramentos que lo imprimen
sólo pueden recibirse una vez en la vida.
Resumen
(C.I.C 1121) Los tres sacramentos
del Bautismo, de la Confirmación y del Orden sacerdotal confieren, además de la
gracia, un carácter sacramental o
"sello" por el cual el cristiano participa del sacerdocio de Cristo y
forma parte de la Iglesia según estados y funciones diversos. Esta
configuración con Cristo y con la Iglesia, realizada por el Espíritu, es
indeleble (Concilio de Trento: DS 1069);
permanece para siempre en el cristiano como disposición positiva para la
gracia, como promesa y garantía de la protección divina y como vocación al
culto divino y al servicio de la Iglesia. Por tanto, estos sacramentos no
pueden ser reiterados.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 1272) Incorporado a Cristo
por el Bautismo, el bautizado es configurado con Cristo (cf. Rm 8,29). El
Bautismo imprime en el cristiano un sello espiritual indeleble (character) de su pertenencia a Cristo.
Este sello no es borrado por ningún pecado, aunque el pecado impida al Bautismo
dar frutos de salvación (cf. DS 1609-1619). Dado una vez por todas, el Bautismo
no puede ser reiterado. (C.I.C 1582) Como en
el caso del Bautismo y de la Confirmación, esta participación en la misión de
Cristo es concedida de una vez para siempre. El sacramento del Orden confiere
también un carácter espiritual indeleble
y no puede ser reiterado ni ser conferido para un tiempo determinado (cf. Concilio de Trento: DS 1767; Lumen
gentium, 21. 28. 29; Presbiterorum
Ordinis, 2).
Para la reflexión
(C.I.C 1304) La Confirmación, como
el Bautismo del que es la plenitud, sólo se da una vez. La Confirmación, en
efecto, imprime en el alma una marca
espiritual indeleble, el "carácter" (cf. Concilio de Toledo: DS
1609), que es el signo de que Jesucristo ha marcado al cristiano con el sello
de su Espíritu revistiéndolo de la fuerza de lo alto para que sea su testigo
(cf. Lc 24,48-49). (C.I.C 1305) El
"carácter" perfecciona el sacerdocio común de los fieles, recibido en
el Bautismo, y "el confirmado recibe el poder de confesar la fe de Cristo
públicamente, y como en virtud de un cargo (quasi
ex officio)" (Santo Tomás de Aquino, Summa theologiae 3, 72, 5, ad 2).
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