martes, 29 de abril de 2014
150. ¿Cuál es la misión de la Iglesia?
(Compendio 150) La misión de la Iglesia es la de anunciar
e instaurar entre todos los pueblos el Reino de Dios inaugurado por Jesucristo.
La Iglesia es el germen e inicio sobre la tierra de este Reino de salvación.
Resumen
(C.I.C 780) La Iglesia es, en este mundo, el sacramento de
la salvación, el signo y el instrumento de la comunión con Dios y entre los
hombres.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 767) "Cuando el Hijo terminó la obra que el
Padre le encargó realizar en la tierra, fue enviado el Espíritu Santo el día de
Pentecostés para que santificara continuamente a la Iglesia" (Lumen gentium, 4). Es entonces cuando "la Iglesia se
manifestó públicamente ante la multitud; se inició la difusión del evangelio
entre los pueblos mediante la predicación" (Ad gentes, 4). Como ella es "convocatoria" de salvación
para todos los hombres, la Iglesia, por su misma naturaleza, misionera enviada
por Cristo a todas las naciones para hacer de ellas discípulos suyos (cf. Mt
28, 19-20; Ad gentes, 2; 5). (C.I.C 768)
Para realizar su misión, el Espíritu Santo "la construye y dirige con
diversos dones jerárquicos y carismáticos" (Lumen gentium, 4). "La Iglesia, enriquecida con los dones de
su Fundador y guardando fielmente sus mandamientos del amor, la humildad y la
renuncia, recibe la misión de anunciar y establecer en todos los pueblos el
Reino de Cristo y de Dios. Ella constituye el germen y el comienzo de este
Reino en la tierra" (Lumen gentium,
5).
Para la reflexión
(C.I.C 769) La Iglesia "sólo llegará a su perfección en
la gloria del cielo" (Lumen gentium, 48), cuando Cristo vuelva glorioso. Hasta ese
día, "la Iglesia avanza en su peregrinación a través de las persecuciones
del mundo y de los consuelos de Dios" (San Agustín, De civitate Dei, 18, 51: PL 41, 614; cf. Lumen gentium, 8). Aquí abajo, ella se sabe en exilio, lejos del
Señor (cf. 2Co 5, 6; 6), y aspira al advenimimento pleno del Reino, "y
espera y desea con todas sus fuerzas reunirse con su Rey en la gloria" (Lumen gentium, 5). La consumación de la
Iglesia en la gloria, y a través de ella la del mundo, no sucederá sin grandes
pruebas. Solamente entonces, "todos los justos desde Adán, ‘desde el justo
Abel hasta el último de los elegidos’ se reunirán con el Padre en la Iglesia universal"
(Lumen gentium, 2).
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