domingo, 22 de septiembre de 2013
Am 8, 4-6 Pisotean al indigente para hacer desaparecer a los pobres
4 Escuchen esto,
ustedes, los que pisotean al indigente para hacer desaparecer a los pobres del
país. 5 Ustedes dicen: «¿Cuándo pasará el novilunio para que podamos vender el
grano, y el sábado, para dar salida al trigo? Disminuiremos la medida,
aumentaremos el precio, falsearemos las balanzas para defraudar; 6 compraremos
a los débiles con dinero y al indigente por un par de sandalias, y venderemos
hasta los desechos del trigo».
(C.I.C 409) Esta situación dramática del mundo que
"todo entero yace en poder del maligno" (1Jn 5,19; cf. 1P 5,8), hace
de la vida del hombre un combate: “A través de toda la historia del hombre se
extiend e una dura batalla contra los poderes de las tinieblas que, iniciada ya
desde el origen del mundo, durará hasta el último día, según dice el Señor.
Inserto en esta lucha, el hombre debe combatir continuamente para adherirse al
bien, y no sin grandes trabajos, con la ayuda de la gracia de Dios, es capaz de
lograr la unidad en sí mismo” (Gaudium et
spes, 37).
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