sábado, 21 de septiembre de 2013
Am 7, 1-2 Vete de aquí, vidente, refúgiate en el país de Judá
12 Después, Amasías dijo a Amós: «Vete de aquí, vidente,
refúgiate en el país de Judá, gánate allí la vida y profetiza allí.
(C.I.C 2854) Al pedir ser liberados del Maligno, oramos
igualmente para ser liberados de todos los males, presentes, pasados y futuros
de los que él es autor o instigador. En esta última petición, la Iglesia
presenta al Padre todas las desdichas del mundo. Con la liberación de todos los
males que abruman a la humanidad, implora el don precioso de la paz y la gracia
de la espera perseverante en el retorno de Cristo. Orando así, anticipa en la
humildad de la fe la recapitulación de todos y de todo en Aquél que "tiene
las llaves de la Muerte y del Hades" (Ap 1,18), "el Dueño de todo,
Aquél que es, que era y que ha de venir" (Ap 1,8; cf. Ap 1, 4): “Líbranos
de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que,
ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de
toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador
Jesucristo (Rito de la Comunion [Embolismo]:
Misal Romano).
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