sábado, 21 de julio de 2012
Ex 20,5-7 No pronunciarás en vano el nombre del Señor
5 No te postrarás ante ellas, ni les rendirás culto,
porque yo soy el Señor, tu Dios, un Dios celoso, que castigo la maldad de los
padres en los hijos, hasta la tercera y cuarta generación, si ellos me
aborrecen; 6 y tengo misericordia a lo largo de mil generaciones, si me aman y
cumplen mis mandamientos. 7 No pronunciarás en vano el nombre del Señor, tu
Dios, porque él no dejará sin castigo al que lo pronuncie en vano.
(C.I.C 2083) Jesús resumió los deberes del hombre para con
Dios en estas palabras: ‘Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda
tu alma y con toda tu mente’ (Mt 22, 37; Cf. Lc 10, 27: “...y con todas tus
fuerzas”). Estas palabras siguen inmediatamente a la llamada solemne: ‘Escucha,
Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor’ (Dt 6, 4). Dios nos amó
primero. El amor del Dios Unico es recordado en la primera de las ‘diez
palabras’. Los mandamientos explicitan a continuación la respuesta de amor que
el hombre está llamado a dar a su Dios. (C.I.C 2141) El culto de las imágenes
sagradas está fundado en el misterio de la Encarnación del Verbo de Dios. No es
contrario al primer mandamiento.
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