lunes, 23 de julio de 2012
Ex 20,12 Honra a tu padre y a tu madre
12 Honra a tu padre y a tu madre, para que tengas una
larga vida en la tierra que el Señor, tu Dios, te da.
(C.I.C 2196) En respuesta a la pregunta que le hacen sobre
cuál es el primero de los mandamientos, Jesús responde: “El primero es:
«Escucha Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor
tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas
tus fuerzas». El segundo es: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». No existe otro
mandamiento mayor que éstos” (Mc 12, 29-31). El apóstol san Pablo lo recuerda: “El
que ama al prójimo ha cumplido la ley. En efecto, lo de: no adulterarás, no matarás, no robarás, no codiciarás y todos los
demás preceptos, se resumen en esta fórmula: amarás a tu prójimo como a ti mismo. La caridad no hace mal al
prójimo. La caridad es, por tanto, la ley en su plenitud” (Rm 13, 8-10). (C.I.C
2200) “El cumplimiento del cuarto mandamiento lleva consigo su recompensa:
‘Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra
que el Señor, tu Dios, te va a dar’ (Ex 20, 12; Dt 5, 16). La observancia de
este mandamiento procura, con los frutos espirituales, frutos temporales de paz
y de prosperidad. Y al contrario, la no observancia de este mandamiento entraña
grandes daños para las comunidades y las personas humanas. (C.I.C 2214) La
paternidad divina es la fuente de la paternidad humana (Cf. Ef 3, 14); es el
fundamento del honor debido a los padres. El respeto de los hijos, menores o
mayores de edad, hacia su padre y hacia su madre (Cf. Pr 1, 8; Tb 4, 3-4), se
nutre del afecto natural nacido del vínculo que los une. Es exigido por el
precepto divino (Cf. Ex 20, 12).
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