domingo, 28 de junio de 2009

Rm 11, 25-29 Los dones de Dios son irrevocables

(Rm 11, 25-29) Los dones de Dios son irrevocables
[25] Hermanos, no quiero que ignoren este misterio, a fin de que no presuman de ustedes mismos: el endurecimiento de una parte de Israel durará hasta que haya entrado la totalidad de los paganos. [26] Y entonces todo Israel será salvado, según lo que dice la Escritura: De Sión vendrá el Libertador. Él apartará la impiedad de Jacob. [27] Y esta será mi alianza con ellos, cuando los purifique de sus pecados. [28] Ahora bien, en lo que se refiere a la Buena Noticia, ellos son enemigos de Dios, a causa de ustedes; pero desde el punto de vista de la elección divina, son amados en atención a sus padres. [29] Porque los dones y el llamado de Dios son irrevocables.
(C.I.C 1870) “Dios encerró […] a todos los hombres en la rebeldía para usar con todos ellos de misericordia” (Rm 11, 32). (C.I.C 839) "[…] Los que todavía no han recibido el Evangelio también están ordenados al Pueblo de Dios de diversas maneras" (Lumen gentium, 16): La relación de la Iglesia con el pueblo judío. La Iglesia, Pueblo de Dios en la Nueva Alianza, al escrutar su propio misterio, descubre su vinculación con el pueblo judío (cf. Nostra aetate, 4) "a quien Dios nuestro Seño ha hablado primero" (Viernes Santo en la Pasión del Señor, Oración universal VI, Misal Romano). A diferencia de otras religiones no cristianas la fe judía ya es una respuesta a la revelación de Dios en la Antigua Alianza. Pertenece al pueblo judío "la adopción filial, la gloria, las alianzas, la legislación, el culto, las promesas […] y los patriarcas; de todo lo cual […] procede Cristo según la carne" (cf. Rm 9, 4-5), "porque los dones y la vocación de Dios son irrevocables" (Rm 11, 29).

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