domingo, 12 de noviembre de 2017

Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 217.



YOUCAT Pregunta n. - 217 – Parte IV. ¿Qué sucede con la Iglesia cuando celebra la Eucaristía?


(Respuesta YouCat – repeticion) Cada vez que la Iglesia celebra la Eucaristía se sitúa ante la fuente de la que ella misma brota continuamente de nuevo: en la medida que la Iglesia «come» del Cuerpo de Cristo, se convierte en Cuerpo de Cristo, que es sólo otro nombre de la Iglesia. En el sacrificio de Cristo, que se nos da en cuerpo y alma, hay lugar para toda nuestra vida. Nuestro trabajo y nuestro sufrimiento, nuestras alegrías, todo lo podemos unir al sacrificio de Cristo. Si nos ofrecemos de este modo, seremos transformados: agradamos a Dios y para nuestros prójimos somos como buen pan que alimenta.    

Reflecciones y puntos a profundizar  (Comentario CIC) (C.I.C 1370) A la ofrenda de Cristo se unen no sólo los miembros que están todavía aquí abajo, sino también los que están ya en la gloria del cielo: La Iglesia ofrece el Sacrificio Eucarístico en comunión con la santísima Virgen María y haciendo memoria de ella así como de todos los santos y santas. En la Eucaristía, la Iglesia, con María, está como al pie de la cruz, unida a la ofrenda y a la intercesión de Cristo.        

Para meditar 
(Comentario YouCat) Se critica con frecuencia a la Iglesia, como si únicamente fuera una asociación de hombres más o menos buenos. En realidad, la Iglesia es lo que se realiza diariamente de un modo misterioso sobre el altar. Dios se entrega por cada uno de nosotros y quiere transformarnos mediante la comunión con él. Como seres transformados deberíamos transformar el mundo. Todo lo demás que la Iglesia es también, es secundario.    

(Comentario CIC) (C.I.C 1372) San Agustín ha resumido admirablemente esta doctrina que nos impulsa a una participación cada vez más completa en el sacrificio de nuestro Redentor que celebramos en la Eucaristía: “Esta ciudad plenamente rescatada, es decir, la asamblea y la sociedad de los santos, es ofrecida a Dios como un sacrificio universal […] por el Sumo Sacerdote que, bajo la forma de esclavo, llegó a ofrecerse por nosotros en su pasión, para hacer de nosotros el cuerpo de una tan gran Cabeza [...] Tal es el sacrificio de los cristianos: ‘siendo muchos, no formamos más que un sólo cuerpo en Cristo’ (Rm 12,5). Y este sacrificio, la Iglesia no cesa de reproducirlo en el Sacramento del altar bien conocido de los fieles, donde se muestra que en lo que ella ofrece se ofrece a sí misma” (San Agustín, De civitate Dei, 10, 6: PL  41, 284).

(Siguiente Pregunta: ¿Cómo debemos venerar correctamente al Señor presente en la Eucaristía?)

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