sábado, 11 de noviembre de 2017
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 217.
(Respuesta YouCat– repeticion)) Cada vez que la Iglesia
celebra la Eucaristía se sitúa ante la fuente de la que ella misma brota
continuamente de nuevo: en la medida que la Iglesia «come» del Cuerpo de
Cristo, se convierte en Cuerpo de Cristo, que es sólo otro nombre de la
Iglesia. En el sacrificio de Cristo, que se nos da en cuerpo y alma, hay lugar
para toda nuestra vida. Nuestro trabajo y nuestro sufrimiento, nuestras
alegrías, todo lo podemos unir al sacrificio de Cristo. Si nos ofrecemos de
este modo, seremos transformados: agradamos a Dios y para nuestros prójimos
somos como buen pan que alimenta.
Reflecciones y
puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 1371a) El sacrificio
eucarístico es también ofrecido por los
fieles difuntos "que han muerto en Cristo y todavía no están
plenamente purificados" (Concilio de Trento: DS 1743), para que puedan
entrar en la luz y la paz de Cristo: “Enterrad […] este cuerpo en cualquier
parte; no os preocupe más su cuidado; solamente os ruego que, dondequiera que os
hallareis, os acordéis de mi ante el altar del Señor” (San Agustín, Confessiones, 9, 11, 27: PL 32, 775;
palabras de santa Mónica, antes de su muerte, dirigidas a San Agustín y su
hermano). “A continuación oramos (en la anáfora) por los santos padres y obispos
difuntos, y en general por todos los que han muerto antes que nosotros,
creyendo que será de gran provecho para las almas, en favor de las cuales es
ofrecida la súplica, mientras se halla presente la santa y adorable víctima [...]
Para meditar
(Comentario YouCat) Se critica con frecuencia a la
Iglesia, como si únicamente fuera una asociación de hombres más o menos buenos.
En realidad, la Iglesia es lo que se realiza diariamente de un modo misterioso
sobre el altar. Dios se entrega por cada uno de nosotros y quiere
transformarnos mediante la comunión con él. Como seres transformados deberíamos
transformar el mundo. Todo lo demás que la Iglesia es también, es secundario.
(Comentario CIC) (C.I.C
1371b) Presentando a Dios nuestras súplicas por los que han muerto, aunque
fuesen pecadores [...], presentamos a Cristo inmolado por nuestros pecados,
haciendo propicio para ellos y para nosotros al Dios amigo de los hombres” (San
Cirilo de Jerusalén, Catecheses
mistagogicae 5, 9.10: PG 30, 1116-1117). (C.I.C 1414)
En cuanto sacrificio, la Eucaristía es ofrecida también en reparación de los
pecados de los vivos y los difuntos, y para obtener de Dios beneficios
espirituales o temporales.
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