jueves, 23 de abril de 2015
426. ¿Qué es el mérito?
(Compendio 426) El mérito es lo que da derecho a la
recompensa por una obra buena. Respecto a Dios, el hombre, de suyo, no puede
merecer nada, habiéndolo recibido todo gratuitamente de Él. Sin embargo, Dios
da al hombre la posibilidad de adquirir méritos, mediante la unión a la caridad
de Cristo, fuente de nuestros méritos ante Dios. Por eso, los méritos de las
buenas obras deben ser atribuidos primero a la gracia de Dios y después a la
libre voluntad del hombre.
Resumen
(C.I.C 2025) El hombre no tiene, por sí mismo, mérito ante
Dios sino como consecuencia del libre designio divino de asociarlo a la obra de
su gracia. El mérito pertenece a la gracia de Dios en primer lugar, y a la
colaboración del hombre en segundo lugar. El mérito del hombre retorna a Dios.
(C.I.C 2026) La gracia del Espíritu Santo, en virtud de nuestra filiación
adoptiva, puede conferirnos un verdadero mérito según la justicia gratuita de
Dios. La caridad es en nosotros la principal fuente de mérito ante Dios.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 2006) El término ‘mérito’ designa en general la retribución debida por parte de una
comunidad o una sociedad a la acción de uno de sus miembros, considerada como
obra buena u obra mala, digna de recompensa o de sanción. El mérito corresponde
a la virtud de la justicia conforme al principio de igualdad que la rige.
(C.I.C 2009) La adopción filial, haciéndonos partícipes por la gracia de la
naturaleza divina, puede conferirnos, según la justicia gratuita de Dios, un verdadero mérito. Se trata de un
derecho por gracia, el pleno derecho del amor, que nos hace ‘coherederos’ de
Cristo y dignos de obtener la ‘herencia prometida de la vida eterna’ (Concilio de Trento: DS 1546). Los méritos de
nuestras buenas obras son dones de la bondad divina (Cf. Concilio de Trento: DS 1548). ‘La gracia ha
precedido; ahora se da lo que es debido [...] los méritos son dones de Dios’ (San
Agustín, Sermo 298, 4-5: PL 38, 1367).
Para la reflexión
(C.I.C 2007) Frente a Dios no hay, en el sentido de un
derecho estricto, mérito por parte del hombre. Entre Él
y nosotros, la desigualdad no tiene medida, porque nosotros lo hemos recibido
todo de Él, nuestro Creador. (C.I.C 2008) El
mérito del hombre ante Dios en la vida cristiana proviene de que Dios ha dispuesto libremente asociar al
hombre a la obra de su gracia. La acción paternal de Dios es lo primero, en
cuanto que Él impulsa, y el libre obrar del
hombre es lo segundo en cuanto que éste colabora, de suerte que los méritos de
las obras buenas deben atribuirse a la gracia de Dios en primer lugar, y al
fiel, seguidamente. Por otra parte, el mérito del hombre recae también en Dios,
pues sus buenas acciones proceden, en Cristo, de las gracias prevenientes y de
los auxilios del Espíritu Santo.
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