lunes, 13 de abril de 2015
420. ¿En qué consiste la nueva Ley o Ley evangélica? (Segunda parte - continuación)
(Compendio 420 - repetición) La nueva
Ley o Ley evangélica, proclamada y realizada por Cristo, es la plenitud y el
cumplimiento de la ley divina, natural y revelada. Se resume en el mandamiento
de amar a Dios y al prójimo, y de amarnos como Cristo nos ha amado. Es también
una realidad grabada en el interior del hombre: la gracia del Espíritu Santo,
que hace posible tal amor. Es «la ley de la libertad» (St 1, 25), porque lleva
a actuar espontáneamente bajo el impulso de la caridad. «La Ley nueva es
principalmente la misma gracia del Espíritu Santo que se da a los que creen en
Cristo» (Santo Tomás de Aquino).
Resumen
(C.I.C 1985) La Ley nueva es ley de amor, ley de gracia, ley
de libertad. (C.I.C 1984) La Ley evangélica cumple, supera y lleva a su
perfección la Ley antigua: sus promesas mediante las bienaventuranzas del Reino
de los cielos, sus mandamientos, reformando el corazón que es la raíz de los
actos.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 1969) La Ley nueva practica los actos de la religión: la limosna, la oración y el
ayuno, ordenándolos al ‘Padre […] que ve en lo secreto’, por oposición al deseo
‘de ser visto por los hombres’ (Cf. Mt 6, 1-6; 16-18). Su oración es el Padre
Nuestro (Mt 6, 9-13). (C.I.C 1971) Al Sermón del monte conviene añadir la catequesis moral de las enseñanzas
apostólicas, como Rm 12-15; 1Co 12-13; Col 3-4; Ef 4-5, etc. Esta doctrina
transmite la enseñanza del Señor con la autoridad de los Apóstoles,
especialmente exponiendo las virtudes que se derivan de la fe en Cristo y que
anima la caridad, el principal don del Espíritu Santo. ‘Vuestra caridad sea sin
fingimiento […] amándoos cordialmente los unos a los otros [...] con la alegría
de la esperanza; constantes en la tribulación; perseverantes en la oración;
compartiendo las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad’ (Rm
12, 9-13). Esta catequesis nos enseña también a tratar los casos de conciencia
a la luz de nuestra relación con Cristo y con la Iglesia (Cf. Rm 14; 1Co 5,
10).
Para la reflexión
(C.I.C 1970) La Ley evangélica entraña la elección decisiva
entre ‘los dos caminos’ (Cf. Mt 7, 13-14) y la práctica de las palabras del
Señor (Cf. Mt 7, 21-27); está resumida en la regla de oro: ‘Todo cuanto queráis que os hagan los hombres,
hacédselo también vosotros; porque ésta es la Ley y los profetas’ (Mt 7, 12; Cf.
Lc 6, 31). Toda la Ley evangélica está contenida en el ‘mandamiento nuevo’ de Jesús (Jn 13, 34): amarnos los unos a los
otros como El nos ha amado (Cf. Jn 15, 12). (C.I.C 1972) La Ley nueva es
llamada ley de amor, porque hace
obrar por el amor que infunde el Espíritu Santo más que por el temor; ley de gracia, porque confiere la fuerza
de la gracia para obrar mediante la fe y los sacramentos; ley de libertad (Cf. St 1, 25; 2, 12), porque nos libera de las
observancias rituales y jurídicas de la Ley antigua, nos inclina a obrar
espontáneamente bajo el impulso de la caridad y nos hace pasar de la condición
del siervo ‘que ignora lo que hace su señor’, a la de amigo de Cristo, ‘porque
todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer’ (Jn 15, 15), o también
a la condición de hijo heredero (Cf. Ga 4, 1-7.21-31; Rm 8, 15). [Fin]
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