sábado, 4 de abril de 2015
414. ¿Cómo se expresa la solidaridad humana?
(Compendio 414) La solidaridad, que emana de la
fraternidad humana y cristiana, se expresa ante todo en la justa distribución
de bienes, en la equitativa remuneración del trabajo y en el esfuerzo en favor
de un orden social más justo. La virtud de la solidaridad se realiza también en
la comunicación de los bienes espirituales de la fe, aún más importantes que
los materiales.
Resumen
(C.I.C 1948) La solidaridad es
una virtud eminentemente cristiana. Es ejercicio de comunicación de los bienes
espirituales aún más que comunicación de bienes materiales.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 1939) El principio de solidaridad, expresado también con el
nombre de ‘amistad’ o ‘caridad social’, es una exigencia directa de la
fraternidad humana y cristiana (Cf. Sollicitudo
rei socialis, 38-40; Centesimus annus,
10): Un error capital, ‘hoy ampliamente extendido y perniciosamente propalado,
consiste en el olvido de la caridad y de aquella necesidad que los hombres
tienen unos de otros; tal caridad viene impuesta tanto por la comunidad de
origen y la igualdad de la naturaleza racional en todos los hombres, cualquiera
que sea el pueblo a que pertenezca, como por el sacrificio de redención
ofrecido por Jesucristo en el altar de la cruz a su Padre del cielo, en favor
de la humanidad pecadora’ (Pío XII, Summi
pontificatus). (C.I.C 1940) La solidaridad
se manifiesta en primer lugar en la distribución de bienes y la remuneración
del trabajo. Supone también el esfuerzo en favor de un orden social más justo
en el que las tensiones puedan ser mejor resueltas, y donde los conflictos
encuentren más fácilmente su solución negociada.
Para la reflexión
(C.I.C 1941)
Los problemas socioeconómicos sólo pueden ser resueltos con la ayuda de todas
las formas de solidaridad: solidaridad de los pobres entre sí, de los ricos y
los pobres, de los trabajadores entre sí, de los empresarios y los empleados,
solidaridad entre las naciones y entre los pueblos. La solidaridad
internacional es una exigencia del orden moral. En buena medida, la paz del
mundo depende de ella. (C.I.C 1942)
La virtud de la solidaridad va más allá de los bienes materiales. Difundiendo
los bienes espirituales de la fe, la Iglesia ha favorecido a la vez el
desarrollo de los bienes temporales, al cual con frecuencia ha abierto vías
nuevas. Así se han verificado a lo largo de los siglos las palabras del Señor:
‘Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por
añadidura’ (Mt 6, 33): “Desde hace dos mil años vive y persevera en el alma de
la Iglesia ese sentido de responsabilidad colectiva, que ha impulsado e impulsa
todavía a las almas hasta el heroísmo caritativo de los monjes agricultores, de
los libertadores de esclavos, de los que atienden enfermos, de los mensajeros
de fe, de civilización, de ciencia, a todas las generaciones y a todos los
pueblos con el fin de crear condiciones sociales capaces de hacer posible a
todos una vida digna del hombre y del cristiano” (Pío XII, Mensaje radiofónico
(1 de junio 1941).
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