viernes, 10 de abril de 2015
418. ¿Qué relación existe entre la ley natural y la Ley antigua?
(Compendio 418) La Ley antigua constituye la primera
etapa de la Ley revelada. Expresa muchas verdades naturalmente accesibles a la
razón, que se encuentran afirmadas y convalidadas en las Alianzas de la
salvación. Sus prescripciones morales, recogidas en los Mandamientos del
Decálogo, ponen la base de la vocación del hombre, prohíben lo que es contrario
al amor de Dios y del prójimo y indican lo que les es esencial.
Resumen
(C.I.C 1980) La Ley antigua es la primera etapa de la Ley
revelada. Sus prescripciones morales se resumen en los diez mandamientos.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 1961) Dios, nuestro Creador y Redentor, eligió a
Israel como su pueblo y le reveló su Ley, preparando así la venida de Cristo.
La Ley de Moisés contiene muchas verdades naturalmente accesibles a la razón.
Estas están declaradas y autentificadas en el marco de la Alianza de la
salvación. (C.I.C 62) Después de la etapa de los
patriarcas, Dios constituyó a Israel como su pueblo salvándolo de la esclavitud
de Egipto. Estableció con él la alianza del Sinaí y le dio por medio de Moisés
su Ley, para que lo reconociese y le sirviera como al único Dios vivo y
verdadero, Padre providente y juez justo, y para que esperase al Salvador
prometido (cf. Dei verbum, 3). (C.I.C
1962) La Ley antigua es el primer estado de la Ley revelada. Sus prescripciones
morales están resumidas en los Diez mandamientos. Los preceptos del Decálogo
establecen los fundamentos de la vocación del hombre, formado a imagen de Dios.
Prohíben lo que es contrario al amor de Dios y del prójimo, y prescriben lo que
le es esencial. El Decálogo es una luz ofrecida a la conciencia de todo hombre
para manifestarle la llamada y los caminos de Dios, y para protegerle contra el
mal: “Dios escribió en las tablas de la Ley lo que los hombres no leían en sus
corazones” (San Agustín, Enarratio in
Psalmum 57, 1: PL 36, 673).
Para la reflexión
(C.I.C 2058) Las ‘diez palabras’ resumen y proclaman la ley
de Dios: ‘Estas palabras dijo el Señor a toda vuestra asamblea, en la montaña,
de en medio del fuego, la nube y la densa niebla, con voz potente, y nada más
añadió. Luego las escribió en dos tablas de piedra y me las entregó a mí’ (Dt
5, 22). Por eso estas dos tablas son llamadas ‘el Testimonio’ (Ex 25, 169),
pues contienen las cláusulas de la Alianza establecida entre Dios y su pueblo.
Estas ‘tablas del Testimonio’ (Ex 31, 18; 32, 15; 34, 29) se debían depositar
en el ‘arca’ (Ex 25, 16; 40, 1-2). (C.I.C 2059) Las ‘diez palabras’ son
pronunciadas por Dios dentro de una teofanía (‘el Señor os habló cara a cara en
la montaña, en medio del fuego’: Dt 5, 4). Pertenecen a la revelación que Dios
hace de sí mismo y de su gloria. El don de los mandamientos es don de Dios y de
su santa voluntad. Dando a conocer su voluntad, Dios se revela a su pueblo.
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