martes, 7 de abril de 2015
416. ¿En qué consiste la ley moral natural? (Primera parte)
(Compendio 416) La ley natural, inscrita por el Creador
en el corazón de todo hombre, consiste en una participación de la sabiduría y
bondad de Dios, y expresa el sentido moral originario, que permite al hombre
discernir el bien y el mal, mediante la razón. La ley natural es universal e
inmutable, y pone la base de los deberes y derechos fundamentales de la
persona, de la comunidad humana y de la misma ley civil.
Resumen
(C.I.C 1978) La ley natural es una participación en la
sabiduría y la bondad de Dios por parte del hombre, formado a imagen de su
Creador. Expresa la dignidad de la persona humana y constituye la base de sus
derechos y sus deberes fundamentales.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 1954) El hombre participa de la sabiduría y la bondad
del Creador que le confiere el dominio de sus actos y la capacidad de
gobernarse con miras a la verdad y al bien. La ley natural expresa el sentido
moral original que permite al hombre discernir mediante la razón lo que son el
bien y el mal, la verdad y la mentira: “La ley natural […] está inscrita y
grabada en el alma de todos y cada uno de los hombres porque es la razón humana
que ordena hacer el bien y prohíbe pecar. Pero esta prescripción de la razón
humana no podría tener fuerza de ley si no fuese la voz y el intérprete de una
razón más alta a la que nuestro espíritu y nuestra libertad deben estar
sometidos”. (León XIII, enc. "Libertas
praestantissimum"). (C.I.C 1956) La ley natural, presente en el
corazón de todo hombre y establecida por la razón, es universal en sus preceptos, y su autoridad se extiende a todos los
hombres. Expresa la dignidad de la persona y determina la base de sus derechos
y sus deberes fundamentales: “Existe ciertamente una verdadera ley: la recta
razón, conforme a la naturaleza, extendida a todos, es inmutable, eterna, que
llama a cumplir con la propia obligación
y aparta del mal que prohíbe. […] Esta ley non puede ser contradicha, ni
derogada in parte, ni del todo” (Marco Tulio Cicerón, De republica, 3, 22, 33).
Para la reflexión
(C.I.C 1955) La ley divina y natural (Gaudium et spes, 89) muestra al hombre el camino que debe seguir
para practicar el bien y alcanzar su fin. La ley natural contiene los preceptos
primeros y esenciales que rigen la vida moral. Tiene por raíz la aspiración y
la sumisión a Dios, fuente y juez de todo bien, así como el sentido del prójimo
en cuanto igual a sí mismo. Está expuesta, en sus principales preceptos, en el
Decálogo. Esta ley se llama natural no por referencia a la naturaleza de los
seres irracionales, sino porque la razón que la proclama pertenece propiamente
a la naturaleza humana: “¿Dónde, pues, están inscritas [estas normas] sino en
el libro de esa luz que se llama la Verdad? Allí está escrita toda ley justa,
de allí pasa al corazón del hombre que cumple la justicia; no que ella emigre a
él, sino que en él pone su impronta a la manera de un sello que de un anillo
pasa a la cera, pero sin dejar el anillo”. (San Agustín, De Trinitate, 14, 15, 21: PL 42, 1052). La ley natural “no es otra
cosa que la luz de la inteligencia puesta en nosotros por Dios; por ella
conocemos lo que es preciso hacer y lo que es preciso evitar. Esta luz o esta
ley, Dios la ha dado a la creación”. (Santo Tomás de Aquino,
In duo praecepta caritatis et in decem
Legis praecepta expositio, c. 1). (Continua)
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